Cruz: La que la cristiandad consideró auténtica fue encontrada por Santa Elena, madre del emperador Constantino I. Los trozos más grandes de la Santa Cruz están en el Vaticano y en el monasterio español de Santo Toribio de Liébana, ubicado en la región de Cantabria, al norte de España. También existen algunos trozos en Zaragoza.

Lanza sagrada: Fue la que habría usado el centurión romano Longinus usó para atravesar el costado de Jesús. Se dice que la original se encuentra en la catedral de Nuremberg, al sudeste de Alemania, aunque no sería la única. Un estudio señala que se trata de una punta de lanza del siglo IV con un clavo de la época de Jesucristo.

Cáliz: Conocido también como Santo Grial. El Santo Catino de Génova (Italia), el Santo Cáliz de la Catedral de Valencia (España) y el cáliz de León (norte de España) son los que, se han disputado ser los verdaderos.

Corona de espinas: Estaba en la Sainte-Chapelle de París, que fue construida bajo el reinado de Luis IX. Tras la Revolución Francesa, pasó a la catedral de Notre Dame. Varias iglesias españolas, como la Catedral de Barcelona, afirman tener pedazos de las espinas.

Santo Sudario: La sábana con la que se cubrió el cuerpo de Jesucristo es quizás la reliquia más apreciada de su pasión. Algunos estudios cuestionan su autenticidad. Se encuentra en la ciudad italiana de Turín, al noroeste de ese país.  

Santo Rostro: Estaría desde el siglo XVI en la Catedral de la ciudad de Jaen, al sur de España, aunque hay otros lugares que se disputan la autenticidad de esta reliquia como la Basílica de San Pedro en el Vaticano, la iglesia del Sagrado Corazón de Montmartre en París y el monasterio de la Santa Faz de la ciudad de Alicante, en el sudeste de España.

Santo Sudario de Oviedo: La Catedral de Oviedo en Asturias (España), es llamada Sancta Ovetensis por sus cuantiosas reliquias. En esta catedral se custodia un santo velo, dentro de un marco de madera chapeado de plata del siglo XVIII, guardado en un armario con 2 llaves.

Clavo de la Cruz: En el año 595 se construyó la Catedral de Monza, en la región italiana de la Lombardia, donde se encuentra la corona de hierro que, según la tradición, fue elaborada con un clavo utilizado en la crucifixión de Jesucristo. Otro clavo se encuentra en la Catedral de Milán.

Publicidad