En Tailandia, donde se necesitan tres días para realizar la coronación de su nuevo rey, el agua sagrada juega un papel clave.
Las ceremonias oficiales, una mezcla de rituales religiosos brahmanes y budistas, se celebran en su capital, Bangkok, desde este sábado 4 de mayo.
El rey Maha Vajiralongkorn, de 66 años, heredó el trono tras la muerte en 2016 de su padre, Bhumibol Adulyadej.
Pero en la tradición real tailandesa, solo después de la consagración de un rey, éste se convierte en un Devaraja (o "rey Dios") y defensor del budismo.
Esta es la primera coronación que vive la mayoría de la población tailandesa y se espera que asistan miles de personas.
"Es una ocasión importante en la que los tailandeses podemos demostrar que tenemos una larga historia, una cultura rica y lazos estrechos entre la monarquía y la gente", dice Tongthong Chandransu, investigador de la cultura tailandesa y profesor en la Universidad de Chulalongkorn en el país asiático.
Pero ¿qué es el agua sagrada?
Históricamente, los pueblos tailandeses se establecieron en las orillas de sus ríos que proporcionaban alimentos básicos como el arroz y el pescado.
Por ello, muchas de sus ceremonias y tradiciones giran en torno al agua.
En las semanas previas a la coronación, funcionarios recolectan agua de más de 100 lugares de todo el país entre las 11:52 y las 12:38, lo que se considera un momento de especial simbología en la astrología tailandesa.
Luego el agua es bendecida en ceremonias budistas en los principales templos antes de ser mezclada en otro rito de consagración en Wat Suthat, uno de los templos más antiguos de Bangkok.
El agua consagrada se utiliza en dos rituales en el Gran Palacio.
El primero es el baño para "purificar" al rey, donde el agua se vierte sobre su cuerpo vestido por una túnica blanca.
El segundo es cuando se corona al monarca. El rey se pone sus vestimentas reales y se sienta en un trono octogonal hecho con madera de higuera.
Ocho personas vierten el agua en sus manos. Entre ellas estarán la princesa y hermana menor del rey Maha Chakri Sirindhorn, el primer ministro tailandés Prayuth Chan-ocha, sacerdotes y eruditos de la corte real.
Según expertos, el uso del agua se basa en una tradición brahmánica que se remonta a siglos atrás.
Oro y diamantes
Tras el ritual con el agua, el rey se dirige al Trono de Bhadrapitha y se sienta bajo el paraguas de nueve niveles, donde se le presentan las regalías, los símbolos de poder de la monarquía.
La corona, un concepto popularizado por las monarquías europeas, es un agregado reciente a la tradición real en Tailandia.
Fue creada en el reinado de Rama I en 1782. Está hecha de oro y adornada con diamantes.
Pesa 7,3 kilos y simboliza el peso de las responsabilidades atribuidas al rey, según el profesor Tongthong.
Por su parte, la Espada Real de la Victoria representa la sabiduría para gobernar el país.
Según la leyenda, se encontró en el fondo del lago Tonle Sap en Siem Reap, Camboya, y fue entregada como regalo al rey Rama I. Se dice que cuando llegó a Bangkok, siete rayos cayeron simultáneamente sobre la ciudad.
Después de las ceremonias de coronación e investidura, el rey Vajiralongkorn -que posee los títulos Rama X o el décimo rey de la dinastía Chakri- presentará su primer comando real.
"Reinaré con justicia, para beneficio y felicidad de los tailandeses", declaró su padre en el momento de su coronación en 1950.
Calabaza verde y semillas de sésamo
Después de los ritos de coronación, el rey realiza una ceremonia en el Gran Palacio que sirve como fiesta de inauguración.
En una celebración privada en la residencia real de Chakrapat Biman, el monarca es acompañado por las mujeres de la familia real.
Allí llevan un gato y un gallo blanco, una piedra de moler, una bandeja con calabaza verde, otra con semillas de arroz, una tercera con frijoles y una cuarta con semillas de sésamo.
Los granos representan abundancia y fertilidad en la agricultura tailandesa.
El significado de la presencia del gato es más discutido.
Algunos creen que el dueño de una casa nueva debe tener un gato para ahuyentar a las ratas. Otros creen que la costumbre proviene de la creencia de que los gatos expulsan demonios y espíritus malignos, según el periódico Bangkok Post.
También el rey recibe una llave de oro para indicar que es el propietario del palacio.
En los días posteriores a las ceremonias principales, el rey participará en procesiones en Bangkok y hará una aparición pública en su balcón para dar a los tailandeses la oportunidad de presentarle sus respetos.