El parlamento húngaro ratificó el lunes la adhesión de Suecia a la OTAN, superando así el último obstáculo antes del histórico paso dado por el país nórdico, cuya neutralidad se mantuvo durante dos guerras mundiales y el conflicto latente de la Guerra Fría.

La votación del Parlamento húngaro, puso fin a meses de retrasos para completar el cambio de política de seguridad de Suecia y se produjo tras una visita del primer ministro sueco, Ulf Kristersson, el viernes, durante la cual ambos países firmaron un acuerdo sobre armamento.

El ingreso de Suecia en la OTAN contó con el apoyo de 188 diputados del Parlamento húngaro, 6 en contra y ninguna abstención. El gobierno del primer ministro húngaro, Viktor Orban, se ha enfrentado a presión de los aliados de la OTAN para alinearse y sellar la adhesión de Suecia a la alianza.

"Por fin está hecho, Suecia es el miembro número 32 de la alianza, y de esta forma la OTAN se ha hecho más fuerte", declaró al Parlamento Agnes Vadai, legisladora del partido de la oposición Coalición Democrática (DK).

Estocolmo abandonó su política de neutralidad en favor de una mayor seguridad dentro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte tras la invasión rusa de Ucrania en 2022.

Con la entrada de Suecia en la OTAN tras Finlandia, convirtiéndose en su miembro número 32, el presidente Vladimir Putin ha conseguido de hecho lo mismo que pretendía evitar cuando lanzó su guerra en Ucrania: una ampliación de la alianza, según han declarado los líderes occidentales.

Mientras que Finlandia se convirtió en miembro de la OTAN el año pasado, Suecia se hizo esperar ya que Turquía y Hungría, que mantienen mejores relaciones con Rusia que otros miembros de la alianza liderada por Estados Unidos, plantearon objeciones.

Turquía se negó a ratificar la adhesión de Suecia exigiendo medidas más duras contra los militantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) que supuestamente se han establecido en Suecia.

Suecia modificó su legislación y flexibilizó las normas sobre venta de armas para calmar a Turquía. El presidente Tayyip Erdogan también vinculó la ratificación a la aprobación por parte de Estados Unidos de la venta de aviones de combate F-16 a Turquía, y Ankara espera ahora que Washington trabaje para conseguir el respaldo del Congreso estadounidense.

El retraso húngaro fue de naturaleza menos clara, ya que Budapest expresó su ira por las críticas suecas a la dirección del desarrollo democrático bajo el gobierno del nacionalista Orban, más que por exigencias concretas.

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