SpaceX lanzó este sábado desde Texas la segunda prueba del Starship -la nave más grande y más poderosa del mundo en alcanzar el espacio- con un exitoso despegue y separación del propulsor y la cápsula, que no logró en el primer intento de abril pasado, pero terminó de nuevo en una explosión minutos más tarde.
El despegue del Starship sobre su enorme propulsor Super Heavy, de 33 motores Raptor, se llevó a cabo en Boca Chica (Texas) alrededor de las 7:03 hora local.
Menos de tres minutos después del despegue, ambas etapas se separaron con éxito gracias a un sistema de irrigación de agua adoptado tras el fallo de abril.
Estaba previsto que el monumental cohete Starship, diseñado para alcanzar la Luna y Marte en el futuro, y con el que cuenta la NASA para su programa Artemis de regreso a la Luna, diera una vuelta casi completa a la Tierra, en el plazo de una hora y media, antes de caer en el Pacífico, cerca de Hawái. Sin embargo, las previsiones no se cumplieron.
Starship: "La hemos perdido”
"Qué día tan increíblemente exitoso", dijo un locutor de SpaceX. "Aunque tuvimos un rápido desmontaje no programado tanto del propulsor superpesado como de la nave" que derivó en su explosión, añadió. Sin embargo, el propulsor central Starship siguió rumbo al espacio, pero unos diez minutos más tarde se perdió contacto con el vehículo. "Perdimos contacto con la segunda etapa... creemos que la hemos perdido", dijo el locutor oficial de la firma, John Insprucker.
SpaceX había anticipado que el reto de hoy era la separación de ambas etapas y aclaró que un eventual nuevo fallo en el lanzamiento contribuía a reunir más información para hacer nuevos ajustes. El Starship, con una altura de 121 metros, esperaba alcanzar velocidades cercanas a la orbital en esta vuelta, para estar mucho más cerca de aprovechar completamente su potencial.
Según SpaceX, Starship será un sistema de transporte reutilizable diseñado para transportar tripulación y carga a la órbita de la Tierra, la Luna, Marte y más allá.