La transición que vive Argentina a días del balotaje produce tensiones y protestas, por ejemplo en Concepción, Tucumán. Su alcalde, Roberto Sánchez, habló con DW sobre el “fin de ciclo” y la herencia kirchnerista.
Roberto Sánchez fue elegido el 23 de agosto de 2015 intendente (alcalde) por el frente provincial Acuerdo por el Bicentenario, que integra la fuerza nacional Cambiemos, liderado por Mauricio Macri. Sánchez derrotó con el 51 por ciento de los votos al intendente kirchnerista Osvaldo Morelli en la ciudad de Concepción, de 60.000 habitantes, en la provincia de Tucumán, noroeste argentino. En la mañana del 10.11.2015, cientos de empleados municipales protestaron frente a la alcaldía quemando neumáticos y sitiando a Sánchez, a quien amenazaron de muerte, y que no pudo abandonar el lugar durante 16 horas.
El alcalde electo había anulado los contratos de 470 empleados que su antecesor pasó a planta permanente. Pero los ataques ya habían comenzado el 30 de octubre, un día antes de que el flamante intendente asumiera su cargo: “Ya habían puesto dos bombas de estruendo en mi casa para intimidarme, para que no asumiera”, dijo Roberto Sánchez desde Tucumán a Deutsche Welle. Al asumir, anuló cinco decretos que había firmado su antecesor, Osvaldo Morelli, antes de retirarse del cargo. Morelli estuvo 12 años en la intendencia, y al no poder ser reelecto, “su hijo se presentó como candidato, pero el voto popular no le dio su apoyo”, señala. “La actitud de Morelli no solo da muestras de favoritismo político sino que significa dejarle a su sucesor el terreno minado”, dijo refiriéndose a empleados kirchneristas que "están enquistados a nivel provincila y nacional." Según él, "muchos de ellos actúan como fuerzas de choque en manifestaciones."
Advertencias de potencial de conflicto
Este episodio violento en Tucumán se sumó el 10.11 a una toma de terrenos por parte de 3.000 familias en localidad bonaerense de Merlo, en la zona oeste del cinturón metropolitano de la capital argentina. A pocos días del balotaje presidencial, estas protestas son una señal de advertencia de cara a un cambio en el poder. Varias encuestas colocan como favorito a Mauricio Macri, de línea conservadora y con un proyecto de “limpieza” de cargos públicos. El 10 de noviembre, Macri dijo al diario La Nación luego de un recorrido por el conurbano bonaerense que “el Estado tiene que estar al servicio de la gente, no puede ser un aguantadero de La Cámpora".
Según Roberto Sánchez, “los kirchneristas han gozado de privilegios de este tipo durante 12 años, y se rehúsan a perderlos al finalizar el ciclo”. “No quiero ser pájaro de mal agüero, pero pienso que es algo que podría darse en todo el país, ya que esas personas representan un gran potencial de conflicto”, dice con respecto a una posible multiplicación de las protestas Según él, muchas de ellas “fueron engañadas, porque en los nombramientos se violaron todas las normativas, y los engañaron justamente para crear conflictos”.
“Se viene el cambio para Argentina”
Sánchez y su equipo lograron “desactivar la bomba” de las protestas con un acuerdo que otorga un contrato permanente a 100 personas, las que prestaron servicios durante más tiempo. Otras 210 seguirán trabajando como antes, con contratos temporarios “garantizando que realmente vayan día a día a cumplir con sus tareas”, y el resto pasará al gobierno de la Provincia de Tucumán. En cuanto al futuro luego del balotaje, Sánchez piensa que “se viene el cambio para Argentina, no hay duda”, dijo a DW, “pero va a ser una herencia difícil para el nuevo presidente, porque el kirchnerismo está presente en todos los niveles”.
En un amplio sector de la sociedad argentina se trasluce el temor de que si gana Macri el país vuelva a una época neoliberal, con un gran ajuste económico que aumente todavía más los niveles de pobreza y que reviva las peores épocas de las que Argentina, en parte, logró salir. A este respecto, Sanchez opina que ese cambio no será tan extremo. “Hay muchas cosas por cambiar, y Macri va a tener que agarrarse fuerte al timón para poder manejar esto. Sin lugar a dudas, de ser elegido presidente, va a tener por delante una tarea titánica. Pero es un ciclo que se termina, un ciclo populista en el que muchos se aferrarán a los planes sociales y a las subvenciones estatales. Según él, “el dinero ganado con el boom de la soja no se invirtió en ni los caminos ni los ferrocarriles, sino en planes sociales”. “Claro que los planes sociales son necesarios para ayudar a los más necesitados, pero con ellos el gobierno pudo comprar votos, y mantuvo a mucha gente como ‘rehén' en ese sentido.”
Para el futuro de Argentina, lo principal, dice Sánchez, es “curar las heridas que este gobierno nos dejó, eso de ser 'amigo o enemigo', de 'blanco o negro', esa brecha que dejaron estos doce años de gobierno y que se impuso en toda la sociedad Argentina. Quisiera que los argentinos podamos vivir en paz y acceder al trabajo y a la educación, y que empujemos todos para el mismo lado. Se vienen tiempos de cambio, pero también de equilibrio”. Para el intendente de Concepción, también es importante que “se acabe el absolutismo, y que haya un control fehaciente del Poder Ejecutivo”.