La Presidenta Dilma Rousseff se sentará en el banquillo y deberá presentar su defensa ante el Senado de Brasil, que este jueves comenzó a votar su salida permanente o retorno al poder, tras haber sido suspendida de sus funciones en mayo pasado por el juicio político iniciado en su contra acusándola de maniobras fiscales ilícitas.
La votación definitiva está prevista para la próxima semana. De aprobarse la salida definitiva de Rousseff, el presidente interino Michel Temer seguirá en el poder hasta 2018.
La mandataria de 68 años se sentará en el banquillo acusando un "golpe de Estado" contra su gobierno.
"Yo luche la vida entera: contra la tortura, contra un cáncer... y voy a luchar ahora contra cualquier injusticia", afirmó en uno de sus últimos actos antes de que el Senado decida si la despojará de su mandato definitivamente.
A Rousseff se le acusa de utilizar préstamos de bancos estatales para ocultar déficit presupuestarios en 2014, año de su reelección, y en 2015.
La mandataria asegura que es blanco de una treta política liderada por su ex vicepresidente, Temer, ahora devenido en acérrimo enemigo, para tomar el poder.
Sin embargo, con la mayoría del Senado en su contra, se enfrenta a un escenario adverso.