“Pido disculpas. Es una herida que provoqué sin quererlo. Y a mí me hace doler mucho (…) Sé cuánto sufren. Sentir que el Papa les dice en la cara denme una carta con la prueba, es una cachetada. Me doy cuenta de que mi expresión no fue feliz, porque no lo pensé”.
Calmado y solemne, y “arrastrando” cada una de estas palabras dichas en el viaje de retorno a Roma, el Papa Francisco se hacía cargo de las declaraciones hechas a una periodista de radio Bio Bio en Iquique, que terminaron por marcar su paso por Chile, el país de América Latina que menos confía en la Iglesia Católica, que peor evalúa al Papa y donde ha perdido porcentualmente más fieles entre 1995 y 2017, según el Latinobarómetro.
El Pontífice había salido en defensa irrestricta del Obispo Juan Barros, acusado como encubridor de los abusos del ex párroco de El Bosque, Fernando Karadima, lo que causó la ira de las víctimas de Karadima y la solidaridad del Cardenal clave del Vaticano, Sean O’Malley, con las víctimas de abuso sexuales por parte del clero.
Pero el balance sobre la visita al Papa quizás comienza en Barros, pero no termina en él. Para el periodista coordinador del Vatican Insider del diario italiano La Stampa, Andrea Tornielli, quien realizó los diez vuelos en los 7 días que duró el siguiendo al Papa a Chile y Perú, matiza este punto de vista.
“No creo que sea el peor viaje. Necesitamos tener un acuerdo sobre qué significa peor. Peor de gente no puede ser porque estuvimos en países como Egipto y del este de Europa que tienen otras religiones. Claro que llama la atención porque Chile es un país latinoamericano (...) Claramente es el que ha tenido menos gente en Latinoamérica y esto es sorprendente”, comenta a T13 Semanal.
Las fotos difundidas por las redes sociales y medios de comunicación destacaban el nivel de convocatoria del Papa en sus misas en Chile. Algunos espacios estaban cubiertos solo en un 25% de su capacidad, lo que se comparó con el cálido recibimiento en Perú. De acuerdo con las cifras oficiales, se congregaron 1,6 millones de personas en los tres días que duró el viaje del jefe de la Iglesia Católica.
Para Tornielli, uno de los más influyentes vaticanistas del mundo, esto tiene que ver con la desafección de la gente frente a la Iglesia. “Se vio menos gente, pero fue también un país donde la iglesia ha sufrido una crisis fuerte (…) ha perdido este prestigio por cómo ha manejado el tema de los abusos sexuales. No sé si Chile se puede decir más un país católico. El tema no es si la visita es la peor, sino la salud y los problemas que vive en este momento la iglesia en Chile”.
En su editorial en Clarín, en cambio, el biógrafo del Papa, Sergio Rubin, señaló el cambio cultural de un país de trayectoria católica como “el gran problema de fondo de la Iglesia Católica y, por cierto, de las demás religiones. ¿Es un proceso que se ceñirá a los chilenos o que abarcará a otros pueblos en la medida que los jóvenes -los menos religiosos- lleguen a adultos y haya cierta mejora económica como en el país trasandino?”, dice en su editorial.
Además, aclara que hay quienes apuntan al poderoso secretario de Estado del Vaticano en la segunda mitad del pontificado de Juan Pablo II, el cardenal Angelo Sodano, de haber delineando una Iglesia “muy conservadora -y falta de liderazgos- desde su anterior paso por el país como Nuncio”.
Miradas diferentes
Ante la pregunta de los periodistas a bordo, ¿fue un fracaso el viaje a Chile?, el Papa contestó: “Eso es un cuento chino (…) Yo me vine contento, no esperaba tanta gente en la calle. No pagamos entrada. Esa gente no fue pagada ni llevada en colectivo. La espontaneidad de Chile fue muy bonita. Incluso en Iquique. En el sur lo mismo. Y en Santiago, lo mismo. Las calles de Santiago hablaban por sí misma”.
En cualquier caso, en la Audiencia General celebrada este miércoles 24 de enero en la plaza de San Pedro del Vaticano, admitió que la llegada a Chile “estuvo precedida de manifestaciones de protesta por diferentes motivos”, pero que “eso hizo todavía más actual y vivo el lema de mi visita: Mi paz os doy’”.
Pero no solo antes, sino durante su recorrido por este país que hubo críticas y conflictos. Como se señaló, sus declaraciones sobre el Obispo Barros en Iquique. Un episodio que el diario español El País calificó como la “polémica que arruinó el viaje a Chile”.
Asimismo, el coordinador de la visita del Papa, Fernando Ramos, dijo a Tele13 Radio que la presencia de Barros en distintas actividades había desplazado “el foco de lo que a nosotros nos parecía más importante, y es el mismo Papa". Además, apuntó que “de cierta forma, eso le mete una pequeña sombra en lo que fue su visita".
“Lo de Barros terminó opacando (la visita del Pontífice), porque reavivó la polémica, pese a que el Papa pidió perdón por la vergüenza y el dolor, y se reunió con la víctimas. Pero también habla de un Papa auténtico, porque dijo lo mismo (sobre Barros) en 2015 en esas imágenes que generaron molestia en Chile" . Habla de su autenticidad porque está convencido de que Barros es inocente. Es un tema que ha provocado una herida que tarda en sanar. Al Papa (los abusos) es un tema que le preocupa”, indicó a Teletrece Elisabetta Piqué, corresponsal del diario argentino La Nación en el Vaticano, biógrafa del Papa y una de las periodistas que más conoce al Pontífice.
“A mí me llamó mucho la atención que el Papa hablando de Chile -él ha visto gente- a él la visita le gustó”, dice Tornielli a T13 Semanal, y agrega un punto: “puede ser que no era posible una visita mejor en un país que tiene los problemas que tiene la Iglesia... Claro que a mí también me llamó la atención que no estaba la gente que se podía prever en un país latinoamericano con un papa latinoamericano”.
El analista también apunta a las posibles medidas de seguridad que pudieron limitar la llegada de la gente, como en Temuco. Es lo que se comentó, pero no lo da por sentado. Además, asegura que los medios de comunicación tienen una importante fuerza y, tal vez, cierta responsabilidad. Él es categórico en destacar la calidad del mensaje del jefe del Vaticano como el “mejor de su pontificado”, pero "¿dónde se concentró toda la atención mediática?", pregunta.
Por tanto, su balance de la visita del Papa fue “positivo. Si miro los mensajes del Papa que ha pretendido lanzar al país, a la Iglesia de Chile y a todo el mundo, considero el discurso a los curas y a los religiosos como el mejor del pontificado. Sobre todo por lo que es la iglesia, lo que es la misión y la necesidad de trabajar juntos los cursos con el pueblo de Dios. Y se veía que los discursos los había trabajado mucho él personalmente. Creo que le costó mucho tiempo trabajar lo que quería decir en Chile”.
Pero eso quedó deslucido en las formas, en las acogida ciudadana y en los supuestos desaciertos. Fue inevitable el contraste con la llegada al país vecino. "La diferencia entre los dos países es abismal. En Trujillo, en Lima y también en la noche que llegamos, hay un fervor religioso en Perú que no vimos en Chile donde, al margen de los eventos puntuales con los jóvenes donde sí hubo fervor, no hubo clima y hubo frialdad con poquísima gente en las calles", señala a este medio Elisabetta Piqué.
La corresponsal del diario argentino La Nación en el Vaticano agregó que "evidentemente, la Iglesia de Chile ha reflejado esa crisis enorme vivida en los últimos 20 años… en Perú hay otra situación y se ha reflejado brutalmente la diferencia. En Trujillo hubo 200.000 personas y en Iquique hubo 50.000".
"Hubo una acogida diferente en la gente. Esto se vio de una manera muy clara. Pero el Papa no ha cambiado desde Chile a Perú; no ha cambiado cara, traje ni mensaje, no ha cambiado doctrina. Eso depende creo que de la diferencia de la situación del país, de la Iglesia del país y de la opinión pública del país", comenta Tornielli.
Asimismo, “ya antes de la visita se decía de una manera muy clara de que era un viaje difícil. Se confirma que este viaje era difícil y fue difícil”, sentencia Tornielli, quien ha escrito 38 artículos a raíz del viaje papal.
De acuerdo a la encuesta Cadem, difundida el 22 de enero, la llegada del Pontífice no logró mejorar la imagen que proyecta la Iglesia Católica en Chile, la desaprobación de la Iglesia pasó de un 58% a un 56% y la visión de Francisco empeoró entre los chilenos. Asimismo, un 74% de los consultados calificó de forma negativa la presencia del Obispo Barros en las misas que celebró Francisco.
¿Pero, el Vaticano pudo haber evitado este desvío del sentido de su visita? "Sinceramente no sé como podría el Vaticano haber puesto la atención sobre otro tema". En cualquier caso, recuerda que el objetivo de la visita no era reforzar la imagen del Papa, tampoco hacer un gran suceso para que esta institución pudiera decir “No hay problema”, sino transmitir un mensaje de cambio. Y el gran miedo que tiene Tornielli es que se siga concentrados en Barros, porque sea la vía más cómoda para enfrentar el problema.