Al menos seis personas murieron por las inundaciones y desprendimientos de tierra causados por fuertes lluvias en una remota zona del centro de Japón que todavía se recuperaba de un mortífero terremoto a principios de año, dijo el lunes la prensa local.

La cadena de televisión pública NHK y otros medios indicaron que seis personas murieron en la prefectura de Ishikawa, situada en la costa del mar de Japón.

Un funcionario del departamento de bomberos local dijo a la AFP que una persona había muerto y cinco estaban "en parada cardiorrespiratoria", una expresión usada en Japón cuando la muerte todavía no ha sido confirmada por un médico.

Esta región del centro de Japón ha recibido intensas lluvias desde el sábado, con más de 540 milímetros acumulados en 72 horas la ciudad de Wajima, un récord a nivel local desde que existen registros meteorológicos.

En el día de Año Nuevo, un terremoto de magnitud 7,5 sacudió Ishikawa, provocando la muerte de al menos 374 personas, según los datos del gobierno local.

Las precipitaciones de los últimos días inundaron viviendas erigidas de emergencia para acoger a quienes perdieron las casas en ese sismo.

También generaron desprendimientos de tierra que bloquearon numerosas carreteras y han dejado más de núcleos de población aislados.

Además, un total de 4.000 hogares están sin luz tras estas precipitaciones, dijo la empresa suministradora local.

El ejército envió el fin de semana tropas a esta región para ayudar en las tareas de rescate.

Akemi Yamashita, una mujer de Wajima de 54 años, explicó a la AFP que los últimos meses en esta ciudad parecen "sacados de una película".

"Hablaba con otros habitantes de Wajima ayer y decían: 'Es desgarrador vivir en esta ciudad'. Se me saltaron las lágrimas al escucharlo", afirma.

El sábado, cuando empezaron las lluvias, ella estaba conduciendo. "En apenas 30 minutos, el agua anegaba las calles y llegaba a la mitad de la altura de mi coche", afirma.

Los científicos afirman que el cambio climático generado por las actividades humanas incrementa el riesgo de lluvias extremas dado que la atmósfera acumula mayores cantidades de agua por el calor.

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