Este martes se reanudan en Canadá las negociaciones de 175 países para avanzar en un tratado mundial que ponga fin a los residuos plásticos.
El objetivo fijado en 2022 es concluir este texto a finales de 2024. Tras la reunión de Ottawa, sólo queda una fase de negociación en Corea del Sur a finales de año.
Los países se separaron en Nairobi el pasado noviembre en medio de desacuerdos sobre el alcance del tratado y la frustración de las ONGs ecologistas por la falta de avances concretos.
No obstante, existe un primer borrador del futuro acuerdo.
"Tenemos un texto, es una base, aunque todavía queda mucho trabajo por hacer", declaró a la agencia AFP Steven Guilbeault, ministro canadiense de Medio Ambiente, que espera desempeñar un papel de "facilitador" como anfitrión de las negociaciones.
El objetivo, según Guilbeault, es "tener un texto con entre el 60 y el 70% de los elementos validados" al término de las discusiones en Ottawa el 29 de abril.
Aunque las distintas partes están de acuerdo en la necesidad de un tratado, existen diferencias de opinión sobre el fondo, entre las ONGs que abogan por una reducción de la producción del 75% de aquí a 2040 y los países productores de petróleo y los grupos de presión de la industria que defienden más el reciclaje.
Mucho está en juego, dado que los plásticos petroquímicos están por todas partes: ya se pueden encontrar residuos de todos los tamaños en el fondo de los océanos y en las cimas de las montañas.
Incluso, se han detectado microplásticos en la sangre y la leche materna.
Los plásticos: el eterno contaminante
"Este tratado representa una oportunidad monumental", afirmó Neil Nathan, de la Universidad de California en Santa Bárbara. "Medidas jurídicamente vinculantes son necesarias para evitar un acuerdo edulcorado que no responda a las necesidades del momento", añadió.
En efecto, las cifras muestran que la contaminación por plásticos no deja de empeorar: la producción anual se ha más que duplicado en 20 años hasta alcanzar los 460 millones de toneladas. Podría triplicarse de aquí a 2060 si no se hace nada.
Sin embargo, sólo se recicla el 9% de los plásticos.
El plástico también desempeña un papel en el calentamiento global: representó el 3,4% de las emisiones mundiales en 2019, una cifra que podría más que duplicarse en 2060, según la OCDE.
"Estamos en una encrucijada", estimó Eirik Lindebjerg, de WWF Internacional. "Una abrumadora mayoría de países ya ha pedido la adopción de las normas mundiales vinculantes necesarias; ahora nuestros líderes deben convertir estos llamamientos en acciones", señaló.
Según la ONG Ocean Conservancy, las negociaciones de Ottawa dirán si es posible o no llegar a un acuerdo a finales de año.
Pero algunos están preocupados por el avance de la contaminación ambiental.
La Fundación Tara Oceans apunta que "el texto actual es más del doble de voluminoso que el presentado en Kenia, pasando de 31 a 70 páginas, y la mayoría de las disposiciones relativas a los grandes temas del tratado están aún por definir".
Es por ello que algunos países piden que se creen grupos de trabajo entre sesiones para tratar las distintas cuestiones que deben decidirse, como por ejemplo la lista de productos plásticos problemáticos y evitables, la lista de polímeros y sustancias preocupantes que deben prohibirse y los avances en los criterios de diseño ecológico de esos productos.
Varias organizaciones norteamericanas también han pedido recientemente al presidente Joe Biden que se implique más en el asunto.
Anja Brandon, de Ocean Conservancy, recuerda el papel que desempeña la mayor potencia mundial: "Estados Unidos es el mayor productor mundial de residuos plásticos, tanto per cápita como en volumen total o peso absoluto".
Junto con China, Arabia Saudita y otros miembros de la OPEP, es uno de los países reacios a plantearse un recorte de la producción.
Por su parte, los fabricantes insisten en que están "innovando, invirtiendo y aplicando políticas inteligentes para contribuir a poner fin a la contaminación por plásticos", según Chris Jahn, del Consejo Internacional de Asociaciones Químicas. Limitar la producción de plástico tendría "consecuencias considerables" para la sociedad, aseguró.