Rusia acusó a las fuerzas ucranianas de bombardear la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa y que se encuentra bajo control ruso en Ucrania, desde donde zarpó otro carguero con grano gracias al acuerdo sellado para aliviar la crisis alimentaria global. 

Desde el viernes, Ucrania y Rusia se acusan mutuamente de los ataques en la planta de Zaporiyia, situada en el sur de Ucrania y tomada por los rusos desde marzo. Ninguna fuente independiente ha podido confirmar la veracidad de la acusaciones hasta ahora. 

El bombardeo de la central "por las fuerzas armadas ucranianas" es "potencialmente extremadamente peligroso" y podría "tener consecuencias catastróficas para una vasta zona, incluyendo el territorio europeo", advirtió el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. 

El Ministerio ruso de Defensa afirmó que el último ataque había dañado una línea de alta tensión que suministra electricidad a dos regiones ucranianas.

"El mundo no debe olvidar Chernóbil (...) La catástrofe de Chernóbil fue por la explosión de un reactor, y la central de Zaporiyia tiene seis", declaró el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en su alocución diaria en video.

La víspera había calificado a Rusia de "Estado terrorista" tras el bombardeo.

"Zona desmilitarizada" 

El jefe de la agencia nuclear ucraniana Energoatom, Petro Kotin, hizo a su vez un llamado para desalojar a los ocupantes rusos y crear una "zona desmilitarizada" en el recinto de la planta.

"Debería haber una misión de mantenimiento de la paz que incluya también a expertos del OIEA [Organismo Internacional de la Energía Atómica] y otras organizaciones de seguridad", continuó en un vídeo publicado en Telegram.

Tras el ataque del viernes, uno de los reactores tuvo que ser apagado.

"Cualquier ataque a una planta nuclear es una cosa suicida", advirtió el lunes en Tokio el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres.

"Espero que esos ataques terminen y, al mismo tiempo, espero que el OIEA pueda acceder a la planta", agregó.

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