AFP
Los aviones de combate rusos empezaron a retirarse este martes de Siria, pocas horas después del anuncio de Vladimir Putin, que los occidentales esperan contribuya al avance de las negociaciones de paz en Ginebra.
El inesperado anuncio del presidente Putin el lunes por la noche de sacar del país la mayor parte de su contingente militar tomó por sorpresa a los opositores sirios y a los occidentales, que han reaccionado con prudencia.
Los militares rusos en Siria empezaron este martes a recoger el equipamiento y el material en grandes aviones de transporte. Un primer grupo de aparatos, incluyendo aviones de transporte T-154 y bombarderos Su-34, despegó de la base aérea de Hmeimin (noroeste) dirección a Rusia, indicó el ministerio de Defensa.
Putin, que desde que en septiembre ordenó la intervención de aviones rusos en Siria en apoyo del régimen es un actor clave en el conflicto, anunció su decisión tras hablar con el presidente Bashar al Asad.
"La tarea que habíamos encomendado a nuestro ministerio de Defensa y a las fuerzas armadas ha sido globalmente llevada a cabo, y por eso ordené al ministerio de Defensa que empiece a partir de mañana [martes] la retirada de la mayor parte de nuestros contingentes", dijo Putin en televisión.
"Para permitir la supervisión de la tregua en los combates [que entró en vigor el 27 de febrero] la parte rusa conservará en territorio sirio unas instalaciones de mantenimiento de vuelos", indicó por su parte el Kremlin.
Tanto el Consejo de Seguridad de la ONU como Irán, a través de su ministro de Exteriores Mohamad Javad Zarif, consideraron "positivo" el anuncio del Kremlin.
Por su parte, la Casa Blanca indicó que Putin y Barack OBama hablaron por teléfono sobre la "retirada parcial" de las fuerzas rusas, aunque según Josh Earnest, un portavoz del presidente estadounidense, es "difícil" medir el impacto de este anuncio sobre las negociaciones.
Rusia tampoco ha aclarado si seguirá teniendo aviones de combate en Siria ni qué pasará con las baterías antimisiles S-400 desplegadas en el país.
Sistema de defensa antiaérea
El ejército ruso mantendrá en Siria sus sistemas de defensa antiaérea más modernos, anunció este martes el jefe de la administración presidencial rusa, Serguei Ivanov, sin confirmar si se trata de las baterías antimisiles S-400.
"Mantenemos una protección eficaz para la parte del contingente que se queda en Siria, en particular con medios de protección en tierra, mar y aire", declaró Ivanov, citado por las agencias rusas. "Para garantizar la seguridad, incluyendo desde el aire, se necesita la tecnología de defensa aérea más moderna", añadió
Apoyo al régimen de Al Asad
Desde el 30 de septiembre, más de 50 aviones de combate rusos han atacado "objetivos terroristas" y han permitido al ejército del régimen, en dificultades, lograr importantes victorias. Sin embargo, los occidentales acusan a Rusia de atacar más a los rebeldes "moderados" que a los yihadistas del Estado Islámico (EI).
En Nueva York, el embajador ruso ante la ONU, Vitali Churkin, dijo haber recibido instrucciones de "intensificar los esfuerzos para llegar a una solución política en Siria".
Y en Ginebra, donde se están llevando a cabo negociaciones indirectas entre las partes en conflicto, la oposición siria acogió la decisión rusa con prudencia.
Por su parte el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, dijo que la retirada de Rusia "aumenta la presión sobre el régimen del presidente Asad para negociar por fin de manera seria en Ginebra la transición política".
El anuncio de Putin llega pocas horas después de que empezara en Ginebra un nuevo ciclo de negociaciones entre los representantes del régimen y la fragmentada oposición siria, en las que la cuestión central sigue siendo el futuro de Bashar al Asad.
El lunes, el artífice de las negociaciones, el enviado especial de la ONU Staffan de Mistura, dijo que "la madre de todos los temas" es encontrar un acuerdo sobre la transición política.
El negociador en jefe del régimen, Bashar al Jaafari, asegura que el futuro de Al Asad no está en la mesa, mientras que la oposición reclama en un plazo de seis meses un "órgano de transición" que tenga todos los poderes, incluyendo el presidencial.
La guerra en Siria, que empezó en marzo de 2011 tras la represión del régimen contra manifestaciones prodemocráticas, se ha convertido en un conflicto complejo donde intervienen actores locales e internacionales. Hasta ahora han muerto cerca 270.000 personas y la mitad de la población ha tenido que huir del país.