La reina Isabel II anunció este lunes haber acordado con el resto de la familia real británica, durante una reunión de emergencia, un "periodo de transición" para que su nieto el príncipe Harry y su esposa Meghan Markle abandonen sus funciones reales como desean.

"Aunque hubiéramos preferido que siguieran siendo miembros de la familia real a tiempo completo, respetamos y comprendemos su deseo de vivir una vida más independiente", por lo que se acordó un "periodo de transición" en que residirán entre Canadá y el Reino Unido, afirmó la monarca en un comunicado.

Asimismo, señaló que "mi familia y yo apoyamos completamente el deseo de Harry y Meghan de crear una nueva vida como familia joven (...) Harry y Meghan han dejado en claro que no quieren depender de fondos públicos en sus nuevas vidas".

Finalmente, sostuvo que "estos son asuntos complejos que mi familia debe resolver, y aún queda mucho trabajo por hacer, pero he pedido que se tomen decisiones finales en los próximos días".

La cita realizada hoy se da luego del anuncio de los duques de Sussex, sobre independizarse económicamente de la corona británica y de desligarse de sus obligaciones como representantes de la familia real, las controversias en torno al núcleo británico no han quedado desapercibidas.

Pero la decisión de independizarse no fue del todo agradable para el Palacio de Buckingham, residencia oficial de la monarca, puesto que rompen con la tradición y derechos heredables que durante décadas ha poseído la realeza británica.

"Entendemos su deseo de adoptar un nuevo enfoque, pero son asuntos complicados que requerirán tiempo para ser manejados", afirmó un portavoz desde la corona real, según consigó la BBC.

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