La Habana ya hizo, en buena medida, las paces con el gobierno de Estados Unidos.
¿Podrá hacer lo mismo con su empresariado exiliado en Miami?
Y en particular, qué papel pueden jugar en el futuro de la isla las más poderosas dinastías familiares de antes de la Revolución, aquellas que salieron de Cuba hacia Estados Unidos y Europa en los meses siguientes al triunfo castrista de 1959.
Que Cuba antes de la Revolución era un país con la riqueza concentrada en pocas familias, lo disputan pocos. En la isla había un cierto número de dinastías legendarias que en muchos casos consiguieron mantener e incluso aumentar su poder a partir del exilio.
Apellidos como Bacardí o Fanjul aún tienen un enorme poder económico y en ocasiones político en Estados Unidos y otros países.
Y sus próximas movidas frente a los cambios en la isla producen expectativa entre los observadores.
Se dice que la persona más rica en Cuba antes de la llegada de Castro al poder era el magnate azucarero Julio Lobo. Pese a que intentó congraciarse con el gobierno, salió de la isla en 1960, perdiendo eventualmente buena parte de su fortuna y muriendo en medio de un discreto exilio en Europa en 1983.
Exitosos
Pero otros tuvieron mejor suerte empresarial. La familia azucarera de los Fanjul era una de las más poderosas de Cuba antes de la llegada de Fidel Castro.
"Los Fanjul estaban probablemente entre las cinco familias más prosperas de Cuba", le dice a BBC Mundo el académico cubanoestadounidense Alberto Coll, profesor de la Universidad DePaul en Chicago y ex subsecretario de Defensa adjunto.
Luego de 1959, los Fanjul emigraron y reconstruyeron su imperio empresarial azucarero, principalmente en Estados Unidos.
Pepe y Alfonso Fanjul, los dos más destacados líderes de la familia, son tan conocidos en el mundo empresarial estadounidense como en el del jet-set y el de la política.
A base de contribuciones millonarias a candidatos presidenciales, cuentan con influencia sustancial en los pasillos del poder en Washington.
En 2013, el patriarca familiar, Alfonso Fanjul, volvió de visita a Cuba. "Dejaron en claro que en el futuro, a medida que la legislación cubana cambie, la familia estaría preparada a invertir ahí de manera significativa", apunta Coll.
"Fueron recibidos de manera cálida por funcionarios del gobierno. Incluso una de las reuniones en Cuba tuvo lugar en una de las antiguas casas de la familia", agrega.
Escepticismo
No son los únicos que han considerado volver a la isla.
"Igualmente mencionaría a la familia Tarafa, otra de las principales familias productoras de azúcar antes de Castro. El patriarca de la familia, José Miguel Tarafa, ha estado viajando a Cuba por un buen tiempo, explorando las posibilidades de la familia de involucrarse en el futuro en la industria azucarera cubana", indica Coll.
Pero otros analistas ven con más escepticismo la posibilidad de éxito de estos acercamientos.
"Depende de si Cuba se transforma en una sociedad libre y hay garantías para los inversionistas", le dice a BBC Mundo Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos en la Universidad de Miami.
"Los Fanjul han ido a Cuba, han hablado con el gobierno. Pero no han hecho nada ni van a hacer nada hasta que no haya un cambio en Cuba".
El caso Bacardí
Hay litigios de propiedad pendientes entre algunas de estas familias y el gobierno cubano.
Uno de los más notorios es el que involucra a la también legendaria familia Bacardí, otra de las dinastías que salió de la isla después de la revolución pero consiguió expandir su imperio de producción de licores hasta convertirlo en elgigante mundial que es en la actualidad.
"Hay una disputa agria entre el gobierno y los Bacardí por el control de la marca Havana Club", recuerda Coll, quien duda que en el corto plazo esta familia vuelva a involucrarse sustancialmente en Cuba mientras no se resuelva el pleito.
Pero Suchlicki apunta que en otros casos, esas familias no van a pelear por que les devuelvan toda la riqueza que dejaron en la isla.
"Algunas familias no necesariamente están interesadas en compensaciones. Algunas están interesadas en producir productos en Cuba y entrar en el mercado de Cuba", le dice a BBC Mundo Jaime Suchlicki.
El futuro
Otra de las preguntas es qué clase de bienvenida les dará la sociedad y el gobierno cubano, luego de décadas en las que fueron descritos como el gran enemigo de clase.
Coll indica que los funcionarios cubanos, especialmente los más jóvenes, son pragmáticos y entienden que la isla necesita de inversión y conocimiento como el que pueden ofrecer estos grandes empresarios.
Suchlicki está de acuerdo en que, en la medida que se presenten como empresarios, serán bienvenidos.
"Lo que no va a estar bienvenido es si se meten en el proceso político de Cuba", advierte.
Las nuevas generaciones de estas dinastías crecieron en Estados Unidos o en Europa.
Algunas de las familias no estan interesadas necesariamente en compensaciones por las expropiaciones. Estan interesadas en producir en Cuba.
El vínculo directo con Cuba puede ser tenue. Y en primera instancia, Coll duda que alguna de estas familias se regrese del todo a la isla.
Pero en el largo plazo, podría pasar.
"Algunos de los miembros de estas familias podrían instalarse nuevamente en Cuba como parte de sus proyectos empresariales", dice Coll.
Sería un giro extraordinario de la historia de ese país, si después de mas de medio siglo, esas familias vuelven a echar raíces en la isla.