Desde que asumió la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump intenta cumplir su promesa electoral de acabar con la inmigración ilegal y construir un muro en la frontera con México. No obstante, el éxito de sus medidas ha sido mediocre. Tanto el Congreso como diversos tribunales han bloqueado varias veces su veto migratorio, que busca prohibir la entrada al país de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana.

Las declaraciones de Trump infunden miedo a los afectados. Según cifras oficiales, el número de inmigrantes ilegales se ha reducido drásticamente durante su mandato.

Este miércoles (02.08.2017), el presidente estadounidense anunció en la Casa Blanca su apoyo al proyecto de ley RAISE, elaborado por dos senadores republicanos. Este pretende reducir la inmigración legal a la mitad. De acuerdo con la medida, en el futuro la inmigración dependerá más de criterios relativos al rendimiento de las personas.

"La ley RAISE pondrá fin a la inmigración masiva y sustituirá nuestro sistema de baja cualificación por un sistema de puntuación", explicó Trump y agregó que la medida pretende reducir el número de los inmigrantes poco cualificados, a quienes responsabiliza de la caída de los salarios y de la falta de empleos para los trabajadores estadounidenses. Según el mandatario, se favorecerá a personas que hablen inglés, así como a aquellas que puedan mantener a sus familias.  

La nueva ley también busca reducir la concesión de la tarjeta de residencia permanente, la llamada green card, en un 50 por ciento. Al mismo tiempo se limitaría la inmigración de familiares.

Una ley con poco futuro

Sin embargo, hay "muy pocas posibilidades" de que el proyecto de ley sea aprobado, dice Steven Yale-Loehr, experto en derecho migratorio, a DW. "No creo que el Congreso esté en condiciones de aprobar este o el próximo año una amplia reforma migratoria ", señala el entrevistado estadounidense.

En su opinión, esto no será más fácil que la aprobación de la reforma sanitaria, que fracasó en el Congreso. "Las reformas migratorias son igual de complejas y polémicas que las reformas sanitarias y fiscales", dice.

Falta el respaldo decisivo

Trump necesita el apoyo de ambos partidos, pero en realidad ni siquiera cuenta con el respaldo absoluto de los republicanos.

Lindsey Graham, un influyente senador de Carolina del Sur, rechaza el proyecto de ley. Si bien saluda un sistema migratorio basado en el rendimiento, critica que la medida del Ejecutivo "reducirá a la mitad la inmigración legal afectando también a aquellos migrantes que trabajan legalmente en la agricultura, el turismo y el sector de prestación de servicios".

Yale-Loehr lo secunda y argumenta que la ley contraviene los intereses generales del país puesto que reduciría la mano de obra que desempeña un papel importante en los principales sectores económicos de Estados Unidos.

El experto también critica que la medida no tome en cuenta que los inmigrantes cualificados muchas veces traen a sus familias: "Y esas personas también quieren trabajar en Estados Unidos. Por eso necesitamos un sistema migratorio que funcione para todos".

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