Una verdadera pesadilla fue la que vivieron los pasajeros del vuelo 5916 de American Airlines en medio del traslado desde Charlotte, Carolina del Norte, a Gainesville, Florida, en Estados Unidos.
Y es que la aeronave cayó más de 4.500 metros en sólo tres minutos, durante la tarde del jueves.
De acuerdo a lo recogido por The Washington Post, el avión se desplazaba a más de 9 mil metros de altura, pero descendió repentinamente.
El avión Embraer ERJ145 despegó del Aeropuerto Internacional Charlotte Douglas unos 40 minutos antes del incidente, a las 15:27 horas del jueves 10 de agosto.
En los 22 minutos siguientes, los pilotos ascendieron a una altitud de más de 9 mil metros, mientras cruzaban Carolina del Sur y Georgia, pero todo terminó convirtiéndose prácticamente en una "huida del infierno".
Harrison Hove, presidente asociado del departamento de periodismo de la Universidad de Florida, calificó lo ocurrido como "realmente aterrador".
La primera alerta que sintió fue que sus oídos se destaparon en pleno vuelo y luego que las máscaras de oxígeno cayeran frente a él y a decenas de pasajeros que iban en la aeronave. Sin embargo, no paró ahí, porque se percibió un olor a quemado dentro de toda la cabina.
En un comienzo se sospechaba que la caída de las máscaras era una broma o un simulacro, por lo que Hove comenzó a jugar con la suya. Pero un piloto que viajaba como pasajero y estaba sentado en uno de los pasillos extendió su mano y tiró un cordón para activarla.
Tras eso, el avión comenzó a caer cientos de metros en cosa de minutos.
Hove manifestó que "no era como si estuvieras en una montaña rusa, pero podías sentir que estábamos descendiendo", al mismo tiempo que no había información de parte de los pilotos ni la tripulación.
En plena situación de tensión, al no poder hablar producto del uso de la máscara, Harrison Hove comenzó a escribir dudas en su celular y cruzaba el pasillo para poder mostrárselas al piloto fuera de servicio, quien le respondía de la misma manera.
Así se enteró que el olor a quemado era normal, dado que era una reacción química necesaria para activar el sistema de oxígeno.
En medio de la tensión por el descenso, Hove decidió escribirle a su madre y a su hermana a través de mensajes. Les manifestó lo del olor a quemado y luego lo de las mascarillas, mientras que también se aseguraba de decirles que las amaba. Sin embargo, ninguno de los mensajes pudo enviarse.
Cuando el avión iba por encima de los 3 mil metros de altura, se estabilizó y unos 15 minutos después de eso, uno de los pilotos manifestó que el descenso había sido controlado luego de haber perdido presión en la cabina.
De esa forma, los pilotos mantuvieron la altitud durante 15 minutos antes de descender y aterrizar en el Aeropuerto Regional de Gainesville, a las 16:51 horas, con unos 40 minutos de retraso.
Tras lograr el aterrizaje, solo una persona aplaudió. Muchos de los pasajeros agradecieron a la tripulación por mantener la situación bajo control pese a la presión del incidente.