Por AFP

El ex general Ratko Mladic, el "carnicero de los Balcanes", fue condenado este miércoles a cadena perpetua por la justicia internacional por genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra.

Más de dos décadas después de una guerra que dejó más de 100.000 muertos y 2,2 millones de desplazados entre 1992 y 1995, el ex jefe militar de los serbobosnios, de 74 años, fue condenado por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) en La Haya.

"Por haber cometido estos crímenes, el tribunal condena a Ratko Mladic a cadena perpetua", dijo el juez Alphons Orie.

"Los crímenes cometidos forman parten de los más odiosos del género humano", añadió el juez, que considera que las circunstancias atenuantes que invocó la defensa, como su capacidad mental debilitada, "tuvieron poco peso" en el juicio.

El alto comisionado de Derechos Humanos de la ONU, Zeid Ra'ad al Hussein, calificó el verediecto de "victoria crucial para la justicia" una advertencia a los autores de crímenes contra la humanidad "de que no escaparán a la justicia"

Por su parte la presidenta de la asociación de madres de los enclaves musulmanes de Srebrenica y Zepa, Munira Subasic, dijo estar "parcialmente satisfecha" y lamentó que no fuera reconocido culpable de genocidio en varios pueblos.

Poco antes de conocer su condena, Mladic, de 74 años, empezó a gritar y acusar de mentirosos a los jueces y fue evacuado de la sala.

El juez Orie también rechazó la petición de la defensa de interrumpir el proceso por la tensión arterial demasiado alta del acusado.

"Mienten, ustedes mienten. No me siento bien", gritó Mladic. Tras su expulsión de la sala, fue llevada a una sala adyacente para escuchar el veredicto.

El acusado decidió finalmente presentarse a la lectura del veredicto después de haber dado a entender que no vendría por razones de saludo.

A su llegada, vestido con un traje oscuro y una corbata de color rojo, levantó un dedo y sonrió a los fotógrafos que le esperaban. También saludó en la sala a su familia que estaba en la galería, entre ellos a su hijo Darko Mladic.

Tras 40 minutos de audiencia el acusado pidió ir al baño. "Estoy muy preocupado por su salud", dijo su hijo a la AFP durante la interrupción.

El "cerebro" tras los asesinatos de miles de personas 

El llamado "carnicero de los Balcanes", acusado por el TPIY de ser el "cerebro detrás del asesinato de miles de personas" e imputado por genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra, sigue siendo un "ídolo" para muchos en la República Srpska, la entidad serbia en Bosnia. 

Junto con su alter ego político Radovan Karadzic, fue un "arquitecto de la política de limpieza étnica" de una parte de Bosnia para crear un Estado serbio étnicamente puro, según el fiscal Serge Brammertz. 

El TPIY fue creado en 1993 en La Haya para juzgar a los presuntos responsables de crímenes de guerra durante los conflictos en los Balcanes y cerrará definitivamente sus puertas el 31 de diciembre. 

La acusación pedía cadena perpetua para Mladic y la defensa su absolución. El exjefe militar nunca reconoció su culpabilidad, si bien dijo lamentar "cada inocente muerto en todos los bandos, en todas las comunidades étnicas de la ex Yugoslavia". 

En los últimos días, la defensa intentó en vano aplazar el fallo histórico alegando la mala salud física y mental del general. 

El acusado, que sufrió tres infartos cerebrales, "puede morir en cualquier momento", avisó su abogado Dragan Ivetic, que duda que Mladic pueda "entender de manera significativa" el alcance de la sentencia. 

El TPIY imputó a Mladic el 25 de julio de 1995, días después de la masacre de cerca de 8.000 hombres y niños musulmanes en Srebrenica por la que se le acusó de genocidio. 

También se le reprochan el secuestro de empleados de Naciones Unidas y el sitio de Sarajevo, que duró 44 meses y dejó 10.000 muertos, en su mayoría civiles. 

Tras una larga huida, la policía lo detuvo en 2011 en casa de un primo suyo y fue transferido a La Haya. Su juicio duró más de cinco años.

"La historia juzgará"

Tantos años después del final de la guerra, la sentencia de este miércoles divide a la población de Bosnia, entre sed de justicia y brotes nacionalistas. 

"Somos los testigos vivos y necesitamos descubrir la verdad", afirmó Munira Subasic en la víspera del fallo del tribunal internacional. "Sin justicia, no hay confianza. Sin confianza, no hay reconciliación". 

Una reconciliación que se antoja complicada porque, como apunta el expresidente del Parlamento serbobosnio Momcilo Krajisnik, "será difícil arrancar (...) el odio nacido" en los años 1990. 

Mientras tanto, en Serbia, Bosnia y Croacia, algunos políticos nacionalistas cierran los ojos ante la violencia del pasado y no dudan en incluir a criminales de guerra en sus listas electorales, denuncia el fiscal del TPIY. 

"¿Cómo se puede tener una visión para el futuro de distintas comunidades si no se aceptan las fechorías del pasado?", lamenta Brammertz, que confía sin embargo en que las nuevas generaciones cambien las cosas. 

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