La policía todavía no se ha referido a él públicamente, pero en Reino Unido ya todos saben que el hombre arrestado por la policía poco después del asesinato de Jo Cox se llama Thomas Mair.

Y aunque tampoco ha sido acusado formalmente por la muerte de la parlamentaria británica, las autoridades no están buscando a nadie más por el incidente que sacudió el jueves al país, al provocar la primera muerte violenta de un miembro del parlamento en más de un cuarto de siglo.

Cox, de 41 años, murió de sus heridas luego de ser apuñalada y tiroteada a plena luz del día luego de un encuentro con sus electores en Birstall, una ciudad de West Yorkshire, en el centro norte de Inglaterra.

Y aunque todavía no se han esclarecido los motivos del ataque, los primeros reportes identifican a su supuesto atacante como una persona con simpatía por la extrema derecha y un historial de problemas de salud mental.

De hecho, la policía está investigando testimonios que afirman que el hombre gritó"Britain First!("¡Gran Bretaña primero!") en el momento del ataque.

La expresión le da nombre a una organización local de extrema derecha con una posición anti-inmigración que la ubica en el extremo opuesto de lo que defendía Cox, pero que se distanció rápidamente del acto de violencia, asegurando que "jamás alentaría un comportamiento de este tipo".

La vicepresidenta de Britain First, Jayda Fransen, le dijo a la BBC que habían revisado sus registros y que estos no mostraban que Mair alguna vez hubiera sido miembro de la organización, ni ningún otro tipo de vínculo.

Pero una ONG que rastrea a grupos extremistas en Estados Unidos sí encontróvínculos entre Mair y una organización neo-nazi de ese país, informó el periódico estadounidense The Washington Post.

Según este diario, documentos en poder del Southern Poverty Law Centersugieren que Mair es un viejo simpatizante de la organización supremacista blancaNational Alliance (Alianza Nacional), que en 1999 incluso le procuró un manual que incluía instrucciones para construir una pistola en casa.

(Los testigos del ataque en contra de Cox han descrito el arma con la que le dispararon como una pistola "que parecía casera" o una antigüedad).

Problemas mentales

En el barrio de Yorkshire en el que vivía, sin embargo, sus vecinos describen a Mair, de 52 años, como un jardinero callado y solitario, pero muy educado, que se caracterizaba por sus actos de solidaridad.

Dicen que a menudo se ofrecía para cortar gratis el césped de aquellos que no podían hacerlo por su cuenta, o les ofrecía consejos para el mejor cuido del jardín.

Según un reporte del diario The Guardian, su medio hermano Duane St Louis lo describe también como un hijo cariñoso que acostumbraba a hacer la compra para su madre dos veces a la semana y la visitaba los miércoles en la noche para ayudarla a sintonizar la TV.

Y St Louis, quien es de raza mixta, asegura que Muir jamás expresó públicamente opiniones racistas.

"No puedo creer que haya hecho algo semejante", dijo, según el testimonio recogido por The Guardian.

Y en el mismo sentido se expresó otro hermano, Scott Mair.

"Me cuesta creer lo que está pasando. Mi hermano no es violento y no es para nada político. Tiene un historial de problemas mentales, pero ha recibido ayuda", aseguró.

Por lo demás, un artículo publicado en 2011 por el diario local Huddelsfield Dily Examiner cita a Tommy Mair explicando que había empezado a trabajar como voluntario en un parque local luego de recibir atención en un centro para adultos con problemas mentales.

"Sinceramente puedo decir que me ha hecho más bien que todas las medicinas y psicoterapia del mundo", dijo Mair en esa oportunidad.

"Mucha gente que sufre de problemas mentales termina socialmente aislada y los sentimientos de inutilidad son bastante comunes, especialmente si uno pasa mucho tiempo desempleado", agregó el hombre, que recientemente había empezado a trabajar como voluntario en una escuela para niños con necesidades especiales.

Y cerca de su casa, ahora acordonada por la policía, a sus vecinos les sigue costando vincular a este hombre con el asesinato de Cox.

"Todo lo que estamos oyendo no calza con el hombre que creíamos conocer", le dijo uno de ellos a The Guardian. "Lo conocíamos como alguien que ayudaba a los otros, no que los lastimaba", aseguró.

Ahora sólo queda esperar que la investigación policial logre aclarar esta contradicción.

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