Por Nicolas Revise/Dave Clark (France Presse)
¿Fueron el acuerdo nuclear y el inesperado intercambio de prisioneros de este fin de semana entre Washington y Teherán el colofón de una iniciativa diplomática excepcional o el principio de una verdadera reconciliación?
El presidente estadounidense Barack Obama emitió grandes elogios para saludar el domingo los "progresos históricos" de Washington y Teherán, mientras su homólogo iraní Hassan Rohani se felicitó por una "nueva página".
A pesar del deshielo, Obama se cuidó de hablar de una normalización de los vínculos con el ex enemigo de Estados Unidos, 35 años después de la ruptura de sus relaciones diplomáticas a raíz de la revolución islámica.
Ni hablar de una caída de las alianzas en Medio Oriente que llevaría a Estados Unidos a lanzarse a los brazos de un Irán chiita y abandonar a las monarquías sunitas del Golfo y de Israel.
Obama reafirmó que las "profundas diferencias" persistían con un Irán "desestabilizador", ya sea por violaciones a los derechos humanos, al programa de misiles balísticos -por las cuales el Tesoro estadounidense anunció sanciones el domingo- o por la presencia de Teherán en la lista negra estadounidense "de estados que apoyan el terrorismo".
Sin embargo, Washington ahora está lejos de la retórica de los años 2000, cuando el presidente republicano George W. Bush situó a Teherán en el famoso "Eje del Mal". Los mulás lo señalaron como el "Gran Satán".
Entonces, ¿qué quiere hacer ahora la administración Obama con la potencia chiita? "Debemos intentar ver si hay material o no para una cooperación adicional, al menos un diálogo constructivo sobre otros temas", respondió el domingo un alto responsable estadounidense.
Cartel antinorteamericano en un edificio de Teherán, la capital iraní.
"Un socio natural"
Joseph Bahout, investigador de la fundación Carnegie, estimó que "muy en el fondo, en el software profundo de Obama, está Irán". Su administración "piensa que Irán es un socio natural para el futuro", explicó a la agencia France Presse.
De hecho, Washington y Teherán demostraron el sábado el éxito de sus diálogos: después de casi cuatro años de negociaciones secretas y oficiales, alcanzaron un acuerdo histórico sobre el programa nuclear iraní y anunciaron simultáneamente un intercambio de prisioneros sin precedentes.
"Hemos demostrado que con el tiempo una diplomacia tenaz produce resultados", elogió el responsable estadounidense.
Para lograr repatriar a los iraníes-estadounidenses detenidos en Irán, entre ellos el corresponsal del Washington Post Jason Rezaian, se requirieron 14 meses de negociaciones ultrasecretas entre diplomáticos y responsables de servicios de inteligencia de ambos países.
Las discusiones se realizaron a menudo en Ginebra, con la complicidad de las autoridades suizas, relató otro funcionario de la administración estadounidense.
Los negociadores se reunían en salas discretas en hoteles de lujo, en el marco de las negociaciones sobre el programa nuclear entre los jefes diplomáticos de ambos países, John Kerry y Mohammad Javad Zarif.
Los palacios de Viena también fueron escenario de estas conversaciones en el pasado, cuando las grandes potencias, Arabia Saudita y su rival iraní elaboraron un plan de paz para Siria.
El conflicto sirio justamente permitió el acercamiento entre Washington y Teherán. "Irán esta en la mesa" por las negociaciones de Siria, celebró el responsable estadounidense. Y aunque "hemos tenido profundas diferencias con Irán sobre Siria, queremos ver si quiere implicarse de manera constructiva en los temas regionales y si entiende que la guerra civil no se resolverá mientras (el presidente sirio) Bashar Assad esta en el poder", añadió.
El Presidente estadounidense Barack Obama, tras hablar de las relaciones con Teherán el fin de semana.
Reequilibrio en Medio Oriente
Según los expertos, la administración Obama acaricia la esperanza de un "reequilibrio" en la estrategia estadounidense en Medio Oriente -a favor de Teherán frente a Riad- que pueda poner fin a los conflictos en Siria, Yemen o en Líbano, donde se enfrentan indirectamente la Teherán chiita y la monarquía saudita sunita.
Sin embargo, Obama dejará la Casa Blanca el 20 de enero de 2017. "Obama no puede ir mucho más lejos, no tiene tiempo", afirmó Bahout. Para este experto los estadounidense e iraníes quieren este año "tratar de perpetuar su relación pero no mostrarla abiertamente, un poco como una pareja que se esconde".