Antes de establecer una estrategia efectiva contra las milicias asesinas de Estado Islámico, primero sería necesario entender dónde radica su fortaleza. Esa es la conclusión que defiende Richard Atwood, experto del instituto International Crisis Group, que publicó un estudio sobre el auge de esa organización terrorista.

Según el investigador, el EI obtuvo se benefició de las guerras y de la caída de algunos Estados. El caos generado por guerras civiles como las de Siria o Irak abonaron el terreno para la expansión de la milicia, al igual de lo que sucedió en Afganistán con Al Qaeda. Pero además, Estado Islámico se aprovechó de que sus enemigos estuviesen luchando entre ellos en los últimos años. “Si se observa, por ejemplo, la rivalidad entre Arabia Saudita e Irán, vemos que el éxito de Estado Islámico y la recuperación de Al Qaeda tienen más que ver con los fallos de sus enemigos que con su propia fortaleza”, explica Atwood.

Más partes en la mesa

Entretanto, la mesa de negociación se amplió y, además de los archienemigos Arabia Saudita e Irán, ahora también participan Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea (UE). Según la estrategia defendida por Europa, lo primero sería frenar la guerra civil entre Assad y los opositores al régimen para poder concentrarse después en combatir el terrorismo islamista. Sin embargo, la cuestión sobre la permanencia del presidente Assad sigue sin estar entre los temas principales, aclara Atwood.

Para el experto, la brutal actuación de Assad contra sus opositores fue lo primero que favoreció el auge del Estado Islámico. De cara al futuro, será decisivo que los sunitas, corriente religiosa de la que se nutre el EI, no queden proscritos en Irak y Siria, como sucedía antes del avance de la milicia. “En Estado Islámico hay de todo. Pero, sobre todo en Irak, se nutre de la discriminación de los sunitas”, explica el investigador

No solo en Siria e Irak

En la postura defendida por la UE, una parte de la llamada “Estrategia Regional” sería impedir los actos de venganza contra los sunitas tras la liberación de los territorios del EI en Irak y Siria para evitar que vuelva esa discriminación. Aunque no se sabe si esta táctica tendrá éxito, todo indica que Occidente aprendió de los fallos del pasado, pero nadie puede garantizar el éxito en la lucha contra el terrorismo. Además, los expertos advierten a Europa de que no bastará con terminar con el Estado Islámico en Siria y en Irak. Para derrotar al terrorismo, habrá que actuar también contra los que se suman voluntariamente a las milicias, es decir, jóvenes procedentes de las grandes ciudades europeas.

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