Una palabra para definir "el mundo al revés" de la política.

En eso se ha convertido la "posverdad".

Fue la palabra del año, según el prestigioso diccionario de Oxford.

Y ha sido utilizada para tratar de explicar el instinto y la sensación anti-establishment que catapultó a Donald Trump a la presidencia de EE.UU. e hizo ganar al Brexit -la opción para salirse de la Unión Europea- en Reino Unido.

Oxford la define como el fenómeno que se produce cuando "los hechos objetivos tienen menos influencia en definir la opinión pública que los que apelan a la emoción y a las creencias personales".

Pero, ¿qué significa esta nueva definición del mundo para los académicos y científicos que se ganan la vida tratando de establecer hechos objetivos?

"Todo es relativo... ya no existe la verdad", asegura Grayling.

El filósofo, humanista y pensador británico A.C. Grayling, quien hizo campaña por la permanencia de Reino Unido en la UE, contraria al Brexit, mira con horror la posibilidad de un mundo dominado por la posverdad.

Y hace una advertencia sobre la "corrupción de la integridad intelectual" y el daño "del tejido completo de la democracia".

El origen

Pero, ¿de dónde viene la posverdad?

"El mundo cambió después de 2008", dice Grayling. Tras la crisis financiera, la política ha sido definida por un "tóxico" crecimiento de la desigualdad de ingresos.

Grayling asegura que la posverdad tiene su origen en la crisis económica de 2008.

Así como creció la brecha entre ricos y pobres, también aumentó un profundo sentido de disconformidad en la clase media, la que ha enfrentado un gran estancamiento en sus ganancias.

Con una corriente de resentimiento económico desatada, no es difícil "exaltar" las emociones sobre temas como la inmigración y sembrar la duda sobre los políticos establecidos, dice.

Otro ingrediente clave en la cultura de la posverdad han sido las redes sociales, asegura Grayling.

En ellas una opinión fuerte puede acallar evidencia.

Las redes sociales han contribuido al fenómeno.

"Todo el fenómeno de la posverdad es sobre: 'Mi opinión vale más que los hechos'. Es sobre cómo me siento respecto de algo", explica el filósofo.

"Es terriblemente narcisista. Y ha sido empoderado por el hecho de que todos pueden publicar su opinión".

"Todo lo que necesitas ahora es in iPhone", prosigue Grayling. "Y si no estás de acuerdo conmigo, me atacas a mí, no a mis ideas.

"Lograr articular una forma de ponerte en primera fila y lograr ser visto te convierte en una especie de celebridad".

"Noticias falsas"

Las "noticias falsas" se pusieron de moda tras la elección de EE.UU., luego de que el presidente electo acusara directamente a medios de publicarlas.

Grayling advierte que el problema es una cultura online incapaz de distinguir entre realidad y ficción.

¿Cambió Donald Trump las reglas de campaña?

"Si pones las palabras 'existió el...' en Google, lo primero que te saldrá es 'holocausto' y los vínculos te llevarán a versiones de que no ocurrió".

Este proceso es "corrosivo para nuestra conversación pública y para nuestra democracia" y advierte de una cultura donde unos pocos reclamos en Twitter tienen el mismo peso que una biblioteca llena de investigaciones.

Raíces intelectuales

Desde la filosofía, las raíces de la posverdad se encuentran en el posmodernismo y el relativismo.

"Todo es relativo. Se inventan historias todo el tiempo, ya no existe la verdad. Se puede ver cómo esto decantó directamente en la posverdad".

Esto ha "abierto la puerta" sin querer a un tipo de política que no se hace problema con la evidencia.

¿Pero acaso no ha sido siempre así en la batalla por las ideas?

"Post-truth" (Posverdad) fue una de las palabras del año de 2016 según el diccionario de Oxford.

Grayling relata la historia de Adlai Stevenson, representante liberal en la batalla presidencial de EE.UU. de 1952.

"Le dijeron: 'Señor Stevenson, cualquier ser pensante de EE.UU. votará por usted'. Y él respondió: 'Genial, pero necesito la mayoría'". Y perdió la elección.

Pero el filósofo argumenta que ha habido un vuelco significativo, más allá de las fronteras de la rotación electoral, hacia algo fundamentalmente diferente.

Lo ve desde una perspectiva histórica, explicando que el escenario internacional se parece a la era volátil e intolerante de los años previos a la Segunda Guerra Mundial.

"Hay varias similitudes incómodas con los años 30", comenta.

"Esa gente se dio cuenta de que no necesitas hechos, simplemente puedes mentir".

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