El presidente ruso, Vladímir Putin, dio hoy por hecha la salida de EE. UU. del tratado de eliminación de misiles nucleares de medio y corto alcance (INF), considerado la piedra angular de la seguridad europea.
El Congreso estadounidense ya ha asignado fondos para el desarrollo de misiles de esa clase, "lo que significa que la decisión ya está tomada", comentó Putin en una rueda de prensa tras reunirse con el primer ministro italiano, Giuseppe Conte. Esto podría acarrear también serias consecuencias para Europa, alertó el jefe del Kremlin.
"Exponer a Europa a una situación tan peligrosa"
En caso de que las naciones europeas aceptaran un estacionamiento de misiles estadounidenses en sus territorios luego de la renuncia al Tratado de Reducción de Misiles Nucleares de Medio Alcance (INF, por sus siglas en inglés), Rusia "naturalmente deberá responder en consecuencia". "No entiendo por qué es necesario exponer a Europa a una situación tan peligrosa", comentó Putin.
Al respecto, advirtió de que "los países europeos que acepten esto, si se llega a ese punto, deben entender que pondrán en peligro su propio territorio bajo la amenaza de un posible ataque de respuesta. Es algo evidente".
Con todo, insistió en que no ve "ningún motivo" para colocar al continente en una situación de "tan alto grado de peligrosidad", ya que en dicho caso se volvería a la situación en la década de 1980, en la que los misiles estadounidenses de alcance medio Pershing emplazados en Europa podían golpear los puntos vitales de la desaparecida URSS en apenas unos minutos.
Putin volvió a negar que Moscú viole el tratado INF y consideró que esas acusaciones son una "excusa" esgrimida por Washington para justificar su renuncia al primer tratado de desarme en la Guerra Fría.
El presidente Donald Trump confirmó el lunes que Estados Unidos abandonará el INF, firmado en 1987 por su país y la entonces Unión Soviética y que prohíbe la construcción y posesión de misiles balísticos y de crucero tanto nucleares como convencionales con un alcance de entre 500 y 5.500 kilómetros. Rusia y Estados Unidos se acusan mutuamente de incumplir el pacto.