El destituido jefe del gobierno catalán Carles Puigdemont, sospechoso en España de sedición y rebelión, ofreció este viernes al presidente del ejecutivo español Mariano Rajoy una reunión en el extranjero y dejó en el aire su vuelta.
"Estoy dispuesto a encontrarme en Bruselas, o en cualquier otro lugar de la UE, que no sea el Estado español, por razones obvias, con el señor Rajoy", dijo Puigdemont en Bruselas al día siguiente de las elecciones regionales en las que los partidos independentistas catalanes repitieron su mayoría absoluta.
"Nos hemos ganado el derecho a ser escuchados", aseveró en un mensaje dirigido tanto a Madrid como a la Unión Europea, que hasta ahora respaldó al gobierno español.
"Solo pido a la Comisión Europea y otras instituciones europeas que escuchen al pueblo catalán, no solo al Estado español", declaró Puigdemont desde Bruselas, adonde se marchó a fines de octubre tras ser cesado de la presidencia regional por el gobierno central.
Puigdemont, favorito a recuperar la presidencia catalana si se atiende a la composición parlamentaria actual -su partido, Juntos por Cataluña, fue la fuerza independentista más votada-, aclaró que su oferta de diálogo no tiene condiciones.
Al preguntársele por su regreso a España -que le llevaría probablemente a la cárcel-, el presidente catalán, cesado a las pocas horas de proclamar la independencia el 27 de octubre, lo condicionó a que existan "garantías".
"Si soy investido presidente quiere decir que hay todas las garantías de una democracia que permite que la voluntad de los catalanes se haga efectiva", aseguró.
"Tengo que ser investido presidente y tengo que entrar en el palacio de la Generalitat", aseguró.
Para ser presidente catalán, Puigdemont tendría primero que ser diputado, y para asumir su escaño es imprescindible que lo haga personalmente, según las leyes.