AFP
La operación para "aniquilar" la tentacular red yihadista que cometió los atentados de noviembre en París y del martes en Bruselas proseguía este sábado en la capital belga, cuyo aeropuerto seguirá cerrado al menos hasta el lunes.
En su primer fin de semana posatentados, la capital de la Unión Europea vive al ritmo de operaciones policiales -registros y detenciones-, tareas de desminado y de neutralización de paquetes sospechosos.
Este sábado por la mañana, un robot de la policía hizo estallar una mochila abandonada en el barrio de La Bascule, en el centro de Bruselas, que por ese motivo fue cerrado al público, según constató la AFP.
El aeródromo de Bruselas-Zaventem, escenario de un devastador doble atentado suicida, no abrirá antes del próximo martes, anunció este sábado la sociedad administradora, Brussels Airport.
Mientras, el metro bruselense, donde otro kamikaze también se hizo estallar, circulaba lento cuatro días después de estos ataques que causaron al menos 31 muertos y casi 300 heridos.
Las autoridades belgas mantienen detenidas a tres personas arrestadas el jueves en el marco de la investigación sobre los atentados.
Uno de ellos, Fayçal C., podría ser --según los medios belgas-- uno de los dos sospechosos filmados junto a los kamikazes por las a cámaras de vigilancia, tanto en el aeropuerto como en la estación de metro de Maalbeek. La fiscalía anunció este sabado su encausamiento por varios delitos de terrorismo.
Desde los atentados del 13 de noviembre en París (130 muertos), reivindicados como los de Bruselas por el grupo Estado Islámico (EI), otro belga, Mohamed Abrini, es activamente buscado por haber desempeñado un rol logístico en los ataques.
¿Red "aniquilada"?
Con más de una treintena de hombres muertos o detenidos, la red que perpetró las matanzas de París y Bruselas "está en vías de ser aniquilada", aseguró el presidente francés, François Hollande.
Pero "hay otras redes" y "siempre pesa una amenaza", añadió de inmediato.
En efecto, Francia ha desbaratado un proyecto "avanzado" de atentado al detener el jueves a Reda Kriket, de 34 años, y hallar en su apartamento cerca de París fusiles de asalto y explosivos.
Aquí también, las redes yihadistas francesa y belga parecen imbricarse en una sola: Kriket fue condenado en rebeldía el año pasado en Bélgica en un proceso sobre una red yihadista hacia Siria, uno de cuyos principales acusados era el belga Abdelhamid Abaaoud, considerado presunto cerebro de los atentados del 13 de noviembre en París.
Para desbrozar estas tentaculares redes, los investigadores esperan mucho de Salah Abdeslam, un sospechoso clave del 13 de noviembre, detenido la semana pasada en Bruselas, tras cuatro meses de fuga.
Primero, parecía inicialmente dispuesto a hablar, pero "rehúsa hacer la menor declaración" tras los atentados de Bruselas. Francia ha pedido la extradición de Abdeslam.
Centrales nucleares amenazadas
Entretanto, la amenaza terrorista permanece muy elevada en Europa. Según afirmaba este sábado en una entrevista al diario La Libre Belgique el coordinador de lucha antiterrorista de la Unión Europea, Gilles de Kerchove, la red de centrales nucleares así como otras grandes infraestructuras podrían ser objeto de ciberataques de yihadistas "en los próximos cinco años".
"No me sorprendería que hubiera un intento en los próximos cinco años de utilizar internet para cometer atentados. Podría tomar la forma de un ataque contra un centro de gestión de una central nuclear, de un centro de control aéreo o de ferrocarriles", afirmó el coordinador.
"En un momento dado, habrá un tipo (del EI) con un doctorado en tecnología de la información, que será capaz de entrar en un sistema", aseguró. Además, la miniaturización de explosivos y el creciente conocimiento de los combatientes del EI en biotecnologías constituyen otras amenazas en el futuro, según el responsable europeo.
En este contexto de inquietud, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo este sábado que "estigmatizar" a los musulmanes le hacía el juego a los yihadistas, "que quieren que nos enfrentemos entre nosotros". La frase es considerada como una crítica implícita a las propuestas de los candidatos republicanos a la Casa Blanca.