AFP
El presunto autor del atentado perpetrado el viernes cerca de Lyon, Yassin Salhi, será trasladado este domingo a la sede de la policía antiterrorista cerca de París, tras empezar a hablar a los investigadores.
Tras negarse inicialmente a declarar, el sábado por la noche empezó a "explicar la sucesión de los hechos", según una fuente cercana al caso, que no ofreció detalles sobre las declaraciones.
Los primeros elementos de la investigación permitieron establecer que había enviado a un número de teléfono canadiense un selfie macabro con la cabeza de su víctima decapitada.
Por el momento, se desconoce el destinatario, ya que el número marcado podría ser simplemente un número de paso hacia otro teléfono.
Canadá colabora con la investigación francesa para tratar de encontrar al destinatario del selfie, según el ministerio de Seguridad Pública en Ottawa. No se han dado precisiones sobre el tipo de asistencia proporcionada a los investigadores franceses pero la policía puede rastrear las llamadas o localizar un teléfono por su número.
Los investigadores franceses van a estudiar una eventual conexión siria. Según los últimos datos, 473 personas que salieron de Francia se encuentran en la actualidad en las zonas que controla el grupo yihadista Estado Islámico en este país y en Irak.
La prisión preventiva de Salhi, que se inició el viernes por la noche en Lyon, puede durar hasta 96 horas antes de pasar a disposición judicial.
Los primeros resultados de la autopsia de su víctima, Hervé Cornara, de 54 años, su propio jefe, no han permitido determinar las causas exactas de la muerte y sobre todo si estaba muerto cuando fue decapitado. Se van a realizar nuevos exámenes.
La cabeza apareció colgada una verja del recinto donde tuvo lugar del atentado, una fábrica de gas industrial en Saint-Quentin-Fallavier, a unos treinta kilómetros de Lyon.
La cabeza estaba rodeada de banderas con mensajes religiosos islámicos, recordando el macabro modus operandi del EI.
Salhi, de 35 años y padre de tres hijos, se presentó el viernes con una camioneta ante la fábrica de la compañía estadounidense Air Products. Luego lanzó su vehículo contra un hangar, provocando una explosión que no dejó heridos.
La esposa de Hervé Cornara lo vio por última vez poco después de las 07H30 en la empresa de transporte que tenían en Chassieu, cerca de Lyon (este). Cruzó a Salhi antes de constatar que su marido ya no estaba en la empresa, según una fuente cercana al caso.
Dos horas más tarde, se había producido el atentado. Después de una primera explosión Yassin Salhi fue rápidamente detenido por bomberos cuando al parecer intentaba provocar una segunda explosión.
Homenaje
El sábado hubo homenajes silenciosos a la víctima en las localidades de Saint-Quentin y Fontaines-sur-Saône, donde vivía Hervé Cornara, padre de un hijo de unos 20 años y descrito por todos como "cariñoso y generoso".
"Es inaudito decapitar a un hombre en el siglo XXI. ¿Con qué podemos combatir eso? Estar aquí, juntos", comentó a la AFP Philippe Ouastani.
Las autoridades francesas han reforzado la vigilancia -con el denominado plan Vigipirate- en la región de Lyon, donde hay numerosas plantas químicas y tres centrales nucleares.
El primer ministro Manuel Valls, que acortó una visita a América del Sur tras el atentado, recordó que "la cuestión no es saber si habrá un nuevo atentado, sino cuándo".
En este sentido, el 85% de los franceses consideran que la amenaza terrorista en Francia es "alta", según un sondeo Ifop que publica este domingo el Journal de Dimanche.
Fichado entre 2006 a 2008 por los servicios de inteligencia por su radicalización, Yassin Salhi, originario de Doubs (este) que acababa de llegar a Saint-Priest, en las afueras de Lyon, fue detectado de nuevo entre 2011 y 2014 por sus vínculos con el movimiento salafista.
Se había radicalizado a principios de la década del 2000 tras su contacto con un hombre sospechoso de haber preparado con militantes de Al Qaeda atentados en Indonesia, según varias fuentes.