"No es una ruptura de lazos. Romper lazos es cortar las relaciones diplomáticas y no puedo hacer eso. ¿Por qué? Es el mejor interés de mi país que mantengamos esa relación", señaló el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, a su regreso de la gira por China este sábado (22.10.2016), reporta el portal de noticias Rappler.
Pero el pasado jueves, el mandatario había anunciado la "separación" económica y militar con su principal aliado, Estados Unidos, durante un foro de negocios chino-filipino celebrado en Pekín.
Las palabras de Duterte, quien no dio más detalles al respecto en el estrado, ni durante el resto de su visita oficial a China, crearon una nueva fricción en las relaciones entre ambos países que comenzaron a enfriarse desde la jura de cargo del mandatario, el pasado junio.
Control de daños
Ernesto Abella, portavoz del presidente, ya había emitido el viernes un comunicado estratégico para el "control de daños", matizando la alocución de Duterte.
El texto señalaba que el Presidente solo pretende reafirmar su política exterior independiente y separar la nación de la dependencia de los EE.UU y Occidente para acercarse a sus vecinos, además de a China y Rusia.
Está previsto que este sábado llegue a Manila el encargado del Departamento de Estado para Asia Oriental y el Pacífico de Estados Unidos, Daniel Russel, en una visita programada desde hace meses.
Russel aprovechará la visita para hablar sobre el asunto con responsables del Gobierno de Duterte y pedir una explicación sobre "qué quiere decir exactamente" el anuncio del presidente.
Declaraciones polémicas sin fin
Desde la llegada de Duterte al Palacio de Malacañang se han sucedido las declaraciones polémicas del mandatario filipino en contra de su mayor aliado tradicional, Estados Unidos.
A comienzos de este mes, Duterte envió "al infierno" al presidente estadounidense, Barack Obama, y al purgatorio a la Unión Europea (UE) por las críticas a la campaña contra las drogas iniciada por su Administración, en la que han muerto más de 3.500 personas.
A raíz de las críticas de EE.UU., Duterte también ha anunciado que quiere poner fin a los ejercicios militares que ambos países llevan a cabo de forma regular desde los atentados terroristas del 11-S.
El Mandatario filipino ha llegado incluso a llamar "hijo de puta" a Obama, un insulto al que el presidente estadounidense restó importancia pero que motivó la anulación de la reunión bilateral que ambos iban a mantener el pasado septiembre en Laos.
Además, Duterte ha amenazado con incumplir los acuerdos firmados con Washington en abril de 2014 y que posibilitan una mayor presencia militar estadounidense cerca del mar de China Meridional, una zona que Pekín se disputa con varios países, incluido Filipinas.