AFP
El presidente surcoreano Moon Jae-In afirmó este jueves que no habrá guerra en la península de Corea debido a que Corea del Sur tiene un poder de veto frente a las acciones militares estadounidenses .
"Voy a impedir la guerra a toda costa", indicó Moon en una conferencia de prensa en ocasión de sus primeros 100 días de mandato.
"Quiero que todos los surcoreanos crean con confianza en que no va a haber una guerra", aseguró ante los periodistas.
La tensión había subido a un nivel máximo después de las amenazas de Pyongyang de atacar zonas cercanas a la isla de Guam, una base estadounidense en el Océano Pacífico.
El presidente estadounidense Donald Trump había advertido que su país respondería con "fuego e ira" a eventuales amenazas norcoreanas.
Sin embargo, la alarma mundial comenzó a distenderse el martes después de que el líder norcoreano Kim Jong Un se distanciara del plan aunque advirtió que podría cambiar de opinión.
Es "necesario que Estados Unidos tome la opción correcta", declaró Kim.
Las encendidas declaraciones habían alimentado los temores de que cualquier error de cálculo tuviera consecuencias catastróficas.
En su declaración, Moon señaló que Seúl puede bloquear cualquier acción militar de Estados Unidos en la zona.
"Nadie puede tomar una decisión sobre acciones militares en la península coreana sin nuestra autorización", dijo el presidente surcoreano.
Estados Unidos y el presidente Trump están de acuerdo en que "cualquiera sea la decisión" sobre Corea del Norte "sólo se adoptará después de haber consultado a Corea del Sur y obtenido su acuerdo", agregó.
"Todos los surcoreanos han trabajado duro para reconstruir este país desde las ruinas de la Guerra de Corea" dijo Moon. "No podemos perder todo en una nueva guerra", afirmó.
Línea roja
Moon, que visitó Washington a finales de junio, declinó criticar la retórica de Trump hacia Pyongyang.
"El presidente Trump está tratando de presionar a Corea del Norte mostrando una resolución firme", dijo. "Yo no creo que él esté tratando de mostrar una voluntad de lanzar una acción militar", agregó.
En el pasado Moon, un exactivista por los derechos humanos, había urgido porque se logre un compromiso con el Norte para volver a la mesa de negociaciones.
Las negociaciones iniciadas tras la retirada en 2003 de Pyongyang del tratado de no-proliferación nuclear, están actualmente en suspenso.
La postura de Moon de buscar diálogo de forma paralela a las sanciones contra Pyongyang, generó preocupaciones de que pudiera generar divisiones con Washington.
Sin embargo, sus gestos conciliadores desde su llegada a la presidencia han caído en saco roto y Moon ha restado importancia a la urgencia de abrir un diálogo.
"No creo que debamos apresurarnos", dijo y explicó que para que las conversaciones tengan lugar "tiene que haber una garantía de que van a tener un resultado fructífero".
Para Moon, antes de que Seúl considere enviar un delegado a Pyongyang, "Corea del Norte tiene primero que terminar con las provocaciones adicionales para crear una ambiente de diálogo".
"La línea roja sería que Corea del Norte completara ICBM misil balístico intercontinental y que montara con una ojiva nuclear convirtiéndolo en un arma", señaló.
"Si Corea del Norte lanza otra provocación, van a enfrentarse a sanciones aún más duras y no van a poder sobrevivir. Me gustaría advertirle a Corea del Norte que pare con este juego peligroso", agregó.
El Consejo de seguridad de Naciones Unidas, incluyendo Pekín, miembro permanente del mismo, aprobó el 5 de agosto nuevas sanciones (por séptima vez) contra Corea del Norte, unas medidas que podrían costarle al régimen norcoreano unos 1.000 millones de dólares anuales.
Estas sanciones, propuestas por Estados Unidos, fueron impuestas en respuesta a los lanzamientos de dos misiles intercontinentales norcoreanos el mes pasado, que podrían alcanzar, según Pyongyang, al territorio estadounidense.