Tras analizar huevos de aves que viven en Lancaster Sound, una isla remota del océano Ártico que está a más de 160 kilómetros del asentamiento humano más cercano, se confirmó la existencia de plástico en éstos. 

Según publica National Geographic, se realizó un estudio preliminar de los huevos de cinco fulmares (especie parecida a una gaviota) y se encontraros ftalatos en uno de los huevos analizados. 

De acuerdo a la publicación, el plástico llega a los huevos de las aves cuando la madre ingiere alimentos contaminados, los que al bajar hacia el estómago desprenden toxinas que se transmiten hasta los huevos en el momento de la gestación. 

"Estamos encontrando múltiples contaminantes derivados del plástico que se transfieren maternalmente al huevo", explicó Jennifer Provencher, doctora del Servicio Canadiense de Vida Silvestre. 

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