Unos 500.000 euros por un permiso de residencia en un país de la Unión Europea (UE) de la zona Schengen: este es el trato que el gobierno portugués ha estado ofreciendo a los extranjeros que compraran una vivienda en el país por al menos ese precio desde 2012. Cerca de 12.000 inversores lo han aprovechado, con lo que compraron efectivamente un boleto de entrada a la UE para ellos y sus familias.
Portugal ahora está llegando al final de su programa de visas doradas, en parte como respuesta a la presión de la UE. El primer ministro portugués Antonio Costa anunció que el programa expirará el 16 de marzo.
"Es bueno que finalmente se elimine la visa dorada, en realidad nunca debieron haberla introducido", dijo Ana Gomes, exmiembro del Partido Socialista en el Parlamento Europeo y quien se opuso al programa desde su presentación.
"Eran una invitación para el lavado de dinero y permitieron que organizaciones criminales y terroristas se infiltraran legalmente en la zona Schengen", sostuvo. También dijo que más de la mitad de las personas que solicitaron visas doradas eran de países donde el lavado de dinero es particularmente frecuente y agregó que Portugal nunca investigó de dónde provenían sus fondos.
"País favorable a las inversiones"
Originalmente anunciado como un programa para impulsar la economía de Portugal, la cual tocó fondo hace una década, las visas doradas, que también se introdujeron, por ejemplo, en España y otros países, produjeron sobre todo una fuente de ingresos para el sector inmobiliario. En lugar de crear nuevas empresas y puestos de trabajo, los extranjeros ricos simplemente compraron apartamentos de lujo en Lisboa y sus alrededores. La mayoría de estos inversores eran chinos, seguidos de brasileños, turcos, sudafricanos y rusos.
El programa aportó al país unos 7.000 millones de euros, de los que casi 90 % provino de la compra de inmuebles. Según las estadísticas del Servicio de Inmigración y Fronteras de Portugal, solo se emitieron 22 visas para la creación de empleos, lo que resultó en solo 280 nuevos puestos de trabajo en más de 10 años.
Hugo Santos Ferreira, presidente de la Asociación Portuguesa de Promotores e Inversores Inmobiliarios, no está nada contento con la propuesta de acabar con los permisos dorados de residencia, la también conocida en inglés como 'golden visa'. "Es un ataque a todos los inversores extranjeros que quieren invertir su dinero en Portugal", manifestó. El país ibérico "perderá su credibilidad y buena reputación como país favorable a las inversiones".
Santos Ferreira explicó que Portugal necesitaba inversores internacionales para fortalecer su economía y no podía permitirse el lujo de prescindir de un importante instrumento que genera más de 600 millones de euros al año. "Además de eso, el programa ha creado miles de puestos de trabajo en el sector de la construcción y la propiedad", aseguró.
Lavado de dinero y vivienda
En los últimos años, el precio de los inmuebles en Portugal, como también ha pasado en otras ciudades europeas y alemanas, se disparó, especialmente en sus dos ciudades más grandes, Lisboa y Oporto. Los críticos dicen que el programa de la visa dorada es en parte responsable, así como el hecho de que cada vez más ciudadanos de la UE están comprando casas y apartamentos en Portugal a precios que los portugueses ya no pueden pagar.
"Las visas doradas han provocado aumentos considerables de precios, especialmente en el extremo superior del mercado", precisó Gomes. Y este es el argumento que el gobierno adoptó ahora para justificar el cierre del programa de visas doradas. Gomes afirma que la línea oficial es solo un pretexto y que las críticas cada vez más duras de la UE eran las responsables, en última instancia, del inminente final del programa.
Las críticas se referían principalmente a los orígenes a menudo dudosos de los solicitantes de la visa. Desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania, a los rusos se les prohibió invertir en Portugal y se les excluyó del programa. Pero Gomes apunta que países como China y Vietnam, cuyos ciudadanos ricos son elegibles para visas doradas, tampoco son exactamente modelos de transparencia.
Santos Ferreira, por su parte, señala que todas las transacciones en Portugal estaban estrictamente controladas. Ademas, destacó que hay malos actores en todas partes, pero no considera que eso sea motivo para abolir las visas doradas. "Nadie habla de cerrar los bancos", observa, "aunque es bien sabido que allí también se puede lavar dinero".
Queda por ver qué sucederá con los titulares de visas doradas existentes. Según algunos informes, sus permisos de residencia solo se renovarán si viven de forma permanente en Portugal.