Los colibríes los ponen alargados y pequeños. Los de los zarapitos (una especie de ave que se cría en casi toda Europa), en cambio, parecen una gota de agua.
Los huevos de las aves vienen en todos los tamaños y colores, ¿pero a qué se debe que algunos sean más esféricos mientras otros son alargados o puntiagudos?
Ésta es una pregunta que investigadores se hacen desde hace tiempo y que no han logrado contestar de forma concluyente.
Sin embargo ahora, una nueva investigación publicada en la revista Science parece haber resuelto el misterio: el factor que más influye es la morfología del huevo es la habilidad de volar del ave que lo pone.
Puntiagudo, cuanto mejor vuela
Mary Caswell Stoddard, investigadora del departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, analizó la forma de cerca de 50.000 huevos de 1.400 especies de aves, algunas de las cuales están extintas, que pertenecían a colecciones de museos.
Dos parámetros fueron tomados en cuenta para determinar la forma del huevo: el largo en relación al ancho y la asimetría (es decir, si el huevo termina en punta en un extremo y no en el otro).
Luego compararon la forma con información de cada una de las especies. Así, descubrieron que no había ninguna correlación con el tamaño de las garras, el medio ambiente o las caractertísticas del nido.
El único factor que demostró una correlación fue la forma de las alas.
Las especies cuyo cuerpo es más aerodinámico y que por ende están mejor adaptadas al vuelo tienden a poner huevos más alargados y asimétricos.
En cambio aquellas que no vuelan, como es el caso del avestruz, ponen huevos más esféricos.
Como es de esperar, siempre hay una excepción a la regla: los pingüinos.
Sin embargo, los investigadores señalan que, aunque no vuelen, sus cuerpos son alargados, una adaptación conveniente para nadar en el mar.
Espacio reducido
Según Caswell Stoddard, las aves que evolucionaron para realizar vuelos de larga distancia necesitan un cuerpo acorde para ello (más aerodinámico.
Eso significa que tienen menos espacio dentro de su cuerpo.
"Pensamos que la cavidad abdominal de esas aves se fue haciendo más pequeña y los órganos internos se fueron comprimiendo (a lo largo de la evolución)".
"Y esto tiene un efecto en el proceso de la formación del huevo", concluye la investigadora.