Pekín, la capital de China, fue escogida este viernes como la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebrarán a principios de 2022.
De ese modo se convirtió en la primera ciudad en la historia en albergar el evento deportivo por partida doble, con los Juegos Olímpicos de verano e invierno.
Pero más allá de la polémica de reelegir para un gran evento deportivo a un país que tiene serios cuestionamientos en materia de derechos humanos, lo que más preocupa a los deportistas y federaciones nacionales es que la capital china tiene una limitación enorme para ser sede de este evento: en Pekín a duras penas ha nevado en los últimos 60 años.
Además, una de las últimas veces que cayó nieve sobre las calles de la principal ciudad china fue en 2011, pero fue producida de manera artificial para aliviar una fuerte sequía que aquejaba al país.
El lugar más cercano donde se podría realizar la mayoría de las pruebas de montaña sería en el resort Chongli, ubicado en localidad de Zhangjiakou, que está ubicada 240 kilómetros al noroeste de Pekín.
El periodista de la BBC John Sudworthestuvo en la gran ciudad china días antes del anuncio para conocer cómo era la expectativa en el país sobre la posible adjudicación y los reparos que había sobre la sede.
Uno de los mayores, la nieve y el agua.
"El tema del agua es serio acá y no está para nada bien visto ser la sede de unas Olimpíadas de Invierno basadas en la premisa de crear nieve artificial cuando la ciudad tiene una complicada situación de sequía", escribió el reportero.
La sequía
La prensa estatal ha estado presta a trabajar para dispersar cualquier preocupación.
"Las encuestas indican que más del 90% de los residentes de Pekín y Zhangjiakou apoyan la realización de los Juegos", se puede leer en un artículo de un medio oficial.
"Algunos han expresado ideas opuestas en internet, pero la mayoría son clichés sobre el desperdicio de dinero o que buscan agotar a la gente’, añadió.
¿Y la sequía? De acuerdo con Sudworth, las autoridades dicen que no es un problema serio.
"Aquí hay más lluvia de la que se piensa, los inviernos serán más húmedos en el futuro. Y si llegado el caso seguimos cortos, podemos traerla mediante tuberías de otras partes del país" afirmaron medios estatales.
La nieve artificial
El problema no es que en Pekín no nieve, el problema es que se necesita una gran cantidad para poder realizar las pruebas atléticas de unos Olímpicos.
Y no es la primera vez que ocurre algo así: en Sochi 2014 ya habían tenido un problema similar.
La localidad rusa está ubicada en un área subtropical, donde solo las partes altas de las montañas se cubren de blanco.
Por esa razón decidieron acudir al recurso de la mayoría de los resort de esquí en el mundo: los cañones que crean nieve a partir de disparar grandes cantidades de agua junto a corrientes de aire a baja presión.
Sin embargo, una de las ventajas que tenía Sochi, ubicada en el extremo suroriental de Rusia, era que tenía una serie de lagos de donde podía obtener la cantidad de agua suficiente para producir la nieve necesaria para las competencias.
El problema de Pekín es que el recurso vital escasea. Por eso la promesa de los medios estatales: si es necesario traerán agua de otras regiones del país a través de acueductos.
"Hay abundantes recursos hidráulicos cerca de los centros para esquiar y se reciclará la nieve de deshielo. La fabricación de nieve durante los Juegos no tendrá un impacto negativo en el ecosistema local", se podía leer en la documentación de la presentación de Pekín como sede.
Modificar el ambiente
No siempre fue así la situación de Pekín: en el pasado, la capital china gozaba de excelentes recursos hídricos, pero el crecimiento desaforado de la ciudad, que actualmente tiene 22 millones de habitantes, hizo insostenible el abastecimiento.
Por esa razón han tenido que invertir ingentes recursos en la construcción de acueductos –como el que pretende alimentar la sede de los juegos- para satisfacer la necesidad de sus habitantes.
Pero han tenido que recurrir a medidas extremas: en febrero 2011 modificaron las "condiciones climáticas" para producir nieve y de ese modo aliviar la fuerte sequía que vivía la ciudad por ese entonces.
Medios estatales informaron que "empleados del departamento de modificación de las condiciones meteorológicas enviaron preparaciones químicas a las nubes para provocar las precipitaciones".
Esas "preparaciones químicas" eran cohetes que fueron disparados contras las nubes y que estaban cargados de yoduro de plata que causaba la lluvia, para que cayera la cantidad de nieve necesaria para paliar la situación en la ciudad.
"Con altos índices de humedad desde el 1 de febrero y una corriente de aire frío llegada desde Siberia (Rusia), las condiciones eran ideales para lluvia o nieve", informó en ese entonces el diario Beijing Evening News.
Lo cierto es que Pekín tiene un poco más de seis años para tener todo listo para recibir a los deportistas que quieren disputar sus pruebas de invierno en una ciudad donde no nieva.
Y los desafíos climáticos tienen a los técnicos trabajando a todo vapor: ellos son indispensables para que la competencia eche a rodar sobre fríos mantos blancos.