Era sábado 16 de marzo de 1940 y en España, las once de la noche pasaron a ser las doce por orden del gobierno de facto del general Franco.

Aunque en ese momento probablemente nadie lo esperaba, la decisión marcó el inicio de un cambio en la historia del país que está todavía rodeado de polémica.

Cuando lo anunció, el gobierno afirmó que "oportunamente" avisaría del restablecimiento de la hora "normal".

Con ello se refería al huso horario del meridiano de Greenwich (GMT, en invierno), el que corresponde a España por su geografía, ya que la mayor parte de la península queda dentro la zona determinada por esta línea imaginaria adoptada como referencia para los husos horarios de todo el mundo.

Pero esto nunca sucedió y 76 años después esa anomalía sigue marcando el día a día de los 46 millones de españoles.

Toda España (salvo las Islas Canarias, donde hay una hora menos) tiene la Hora Europea Central (la de Berlín) en lugar de la Occidental (la de Londres), lo que implica una hora de adelanto con respecto al sol en invierno y dos en verano, como promedio.

En las zonas occidentales (como la región de Galicia), hay lugares en que el sol se pone a las 22.00 de la noche en verano y en invierno no sale hasta las 9 de la mañana.

"La discrepancia entre la hora solar y la oficial puede llegar a ser de casi tres horas", le explica a BBC Mundo Pere Planesas, astrónomo del Observatorio Astronómico Nacional.

Con la hora de Berlín

La decisión del gobierno de facto de Franco se publicó en una orden que cita "la conveniencia de que el horario nacional marche de acuerdo con los de otros países europeos".

Una razón que se cita a veces es que Franco lo hizo como gesto hacia Hitler.

Pero Planesas cree que el cambio se trató de un "típico adelanto de la hora de verano", como afirma en su artículo "La hora oficial en España y sus cambios", publicado en el Anuario del Observatorio Astronómico de Madrid, en 2013.

Pero llegó el otoño... y la hora no se acomodó al horario anterior de invierno.

Y así permaneció hasta 1942, según Planesas, cuando España reanudó el horario de verano, volviendo a adelantar el reloj una hora en esos meses (GMT+2).

Un año antes, Inglaterra había adoptado también la hora alemana.

Así que la hora de España, Alemania, la Francia ocupada por los nazis, Reino Unido y Portugal se acompasó.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, Inglaterra volvió a la hora GMT, mientras que Francia y España no lo hicieron.

Y así, España se quedó con la hora de Berlín.

De forma que Vigo, en Galicia, tiene la misma hora que Varsovia (Polonia), que está a 3.200 kilómetros de distancia, pero una hora más que Oporto, a solo 150 kilómetros.

Aunque este desfase no es único de España (también Francia, Holanda Bélgica y Luxemburgo tendrían que estar en el tiempo de Greenwich) se nota más al estar situada más al oeste, lo que alarga la diferencia entre hora solar y hora oficial.

Esto tampoco es único en el resto del mundo. Argentina, por ejemplo, debería estar cuatro horas por debajo de GMT o UTC. Tras cambiar múltiples veces entre UTC-3 y UTC-2, ahora está en UTC-3.

Geopolítica

"En épocas de carestía económica, es normal que se adelante la hora para retrasar el amanecer y aprovechar más las horas de luz", le dice a BBC Mundo José María Martín-Olalla, profesor de Física en la Universidad de Sevilla y autor de numerosos artículos sobre el tema.

De hecho, el gobierno republicano español ya lo había hecho en 1938.

"Es una casualidad que en el caso de España, adelantar el reloj coincida con el horario de Berlín. Reino Unido también adelantó la hora durante la guerra", asegura Martín-Olalla.

En realidad, la hora no es solo una convención, sino que se ha modificado históricamente según diversas circunstancias políticas y económicas.

La hora de verano en España, por ejemplo, no se volvió a recuperar hasta el año 1974, al igual que en otros países europeos, como consecuencia de la crisis energética iniciada por el embargo que empezaron los países exportadores de petróleo.

España la reinstauró en 1974, Francia en 1976 y Portugal en 1977.

Conciliación laboral y familiar

Décadas después del cambio de huso horario, el debate sobre su conveniencia está más candente que nunca y académicos, asociaciones y algunos partidos políticos quieren retrasar el reloj una hora.

Entre ellos está el presidente del gobierno en funciones, Mariano Rajoy (Partido Popular) quien citó esta medida como parte de un paquete para racionalizar los horarios de los españoles.

La Cámara Alta (Senado) aprobó una resolución en abril para pedir el gobierno que cambie la hora a la británica.

El argumento es que de esta forma los españoles saldrían antes de trabajar y tendrían más tiempo para conciliar su vida personal, familiar y laboral.

"Nuestro horario se rige por el sol y comemos a la una de la tarde (hora solar), cenando a las ocho (que son las 9 en invierno y las 10 en verano según la hora oficial), por lo que madrugamos demasiado y dormimos casi una hora menos de lo recomendado por la OMS", le dice a BBC Mundo Joseph Collin, miembro de la Comisión para la racionalización de horarios españoles.

La idea es que cambiar el huso horario ayudaría también a impulsar una racionalización de los horarios.

"Lo primero que hay que poner en orden es nuestra sincronización con el sol,que marca nuestro ritmo circadiano", le dice a BBC Mundo Nuria Chinchilla, profesora de la Escuela de Negocios IESE y asesora del gobierno de Cataluña sobre reforma horaria.

"Y luego podremos cambiar los horarios y comer a la una, como hacen nuestros vecinos europeos".

Otros argumentan, sin embargo, que se puede racionalizar los horarios sin necesidad de cambiar la hora.

De hecho, Francia tiene la misma hora de España pero unos horarios más parecidos a los del resto del continente.

"En Europa central y occidental los husos son estables desde la Segunda Guerra Mundial", afirma Martín-Olalla.

"Cambiando la hora no se cambia la duración del día".

"Se podría adelantar la hora de llegada a la oficina, pero claro, esto no sería una medida popular".

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