A los pocos minutos de ser nombrado vicepresidente de Venezuela, Tareck el Aissami ya dejó claro lo lejano que está un posible acercamiento entre el gobierno y oposición.

El Aissami definió al rival político como "derecha terrorista y criminal" y "burguesía apátrida" siguiendo con el verbo encendido que caracteriza su cuenta de Twitter, donde por ejemplo en una ocasión también llamó "asesino" con letras mayúsculas al líder opositor Henrique Capriles.

Por ello, su nombramiento es visto por los analistas como un giro radical del presidente Nicolás Maduro en medio de la crisis económica y política que vive el país.

"Se nos ha acusado de mano zurda, se dice en política. Lo que sí somos nosotros es irreductibles en nuestros principios. Nunca nos verán transando con la derecha en nuestros principios revolucionarios. No podemos defenderlos con medias tintas", explica a BBC Mundo Hugo Cabezas.

Además de amigo del nuevo vicepresidente, Cabezas fue ministro del Despacho de la Presidencia de Hugo Chávez y compañero en política de El Aissami desde que ambos eran estudiantes universitarios.

La oposición tampoco aprecia a El Aissami, uno de los máximos defensores del chavismo, algo que le viene casi de cuna.

Su padre, de origen sirio, fue uno de los detenidos el 4 de febrero de 1992, fecha de la fallida intentona golpista de Hugo Chávez.

Ya como estudiante universitario conoció y confraternizó con Adán Chávez, hermano del fallecido presidente y ahora compañero de gabinete.

Maduro le pidió al flamante vicepresidente combatir a la "extrema derecha".

El Aissami, abogado y criminólogo que por su juventud es visto como uno de los posibles sucesores en el liderazgo del chavismo, fue uno de los hombres de confianza de Chávez.

Tras ser diputado, en 2008 se convirtió en ministro del Interior. Sus críticos le achacan que no pudo atajar los altos índices de violencia que aún hoy se mantienen en el país.

"Mitigó mucho la delincuencia de las calles", asegura Hugo Cabezas, que ahora es director de la Imprenta Nacional y de la Gaceta Oficial, y que fue quien en 2003 llevó a su amigo a Caracas para asumir su primer puesto en la administración.

Ambos compartieron desde 1993 ideales políticos en la Universidad de Los Andes, en Mérida, en el oeste del país.

"Contra los terroristas"

La seguridad es la tarea que precisamente le ha encomendado a El Aissami el presidente de Venezuela, al que ha sido tan leal como a Chávez.

Maduro le instó el miércoles a "trabajar por la seguridad del pueblo, la paz, la lucha por depurar las policías regionales y nacionales, la lucha contra los terroristas de la extrema derecha".

Este jueves, Henrique Capriles criticó que se le encomiende esa labor.

Por su juventud y poder, muchos ven a El Aissami como futuro líder del chavismo.

"Una de las razones por las que lo nombraron vicepresidente es porque había sido muy exitoso en materia de seguridad. ¿Dónde? Si el estado más violento de Venezuela es el estado Aragua", dijo el opositor.

La pasada semana, el Observatorio Venezolano de la Violencia publicó sus estimaciones de datos de muertes violentas en el país y situó a Aragua como líder en este campo.

Cuna de la revolución

El Aissami era desde 2012 gobernador de Aragua. No es un estado cualquiera, ya que se le considera la cuna de la revolución bolivariana.

En Aragua están los cuarteles de los que salió la insurgencia fallida del 4 de febrero de 1992, que supuso la prisión para Chávez, pero también su salto al escenario político. Seis años después se impuso por la vía electoral y democrática.

"Pertenece al ala radical del chavismo", dice a BBC Mundo el analista Asdrúbal Oliveros.

El Aissami ganó notoriedad en su paso por el ministerio del Interior y Justicia, entre 2008 y 2012.

"Con su nombramiento es una lectura difícil pensar en una salida negociada", interpretó Oliveros la decisión Maduro.

Gobierno y oposición mantienen una mesa de diálogo en la que ha participado también El Aissami, pero que apenas ha arrojado resultados y que pronto podría disolverse.

Más allá del diálogo, su discurso de confrontación hace temer a la oposición un aumento de la conflictividad.

"Su figura, su personalidad, su proceder y antecedentes aumentarán los enfrentamientos en el país", opinó en los medios locales Rocío San Miguel, presidenta de la ONG Control Ciudadano para la Seguridad, la Defensa y la Fuerza Armada Nacional.

Graves acusaciones

Aunque sus defensores destacan que durante su gestión como ministro del Interior se detuvo a más de 70 capos de la droga y se incautaron toneladas de estupefacientes, ha sido señalado por narcotráfico en Estados Unidos.

El diario The Wall Street Journal citó en mayo de 2015 fuentes del Departamento de Justicia de Estados Unidos, con las que estaría colaborando Rafael Isea, exgobernador de Aragua y exministro, que acusó a El Aissami de recibir sobornos para facilitar el tráfico de drogas.

El vicepresidente ganó notoriedad por las detenciones de narcotraficantes en su paso por el ministerio del Interior. (Imagen de 2011)

El ahora vicepresidente negó entonces las acusaciones.

"Este bandido, traidor, está refugiado en Washington y entregado al programa de testigos protegidos a cambio de aportar información basura en contra de Venezuela", dijo en abril de 2015 sobre Isea.

Su amigo y mentor Hugo Cabezas lo defiende. "Me duele mucho personalmente cuando descalifican la reputación de este compañero", le dice a BBC Mundo el exministro, que incluso recuerda cuando acusaron a El Aissami de haber ayudado a un grupo de al Qaeda.

Poder a distancia

Estar en Aragua no le restó poder al nuevo vicepresidente venezolano. Fue uno de los gobernadores que en octubre del año pasado adelantó las sentencias de varios tribunales penales que dejaban en suspenso el proceso del referendo revocatorio en contra de Maduro.

Tras situarse ahora como segunda máxima autoridad del Ejecutivo, El Aissami asumiría la presidencia en el caso de que en los dos últimos años de mandato Maduro llegara a dimitir.

Lo que es seguro es que con 42 años se sitúa ya en posición para un eventual relevo futuro al frente del chavismo.

"Tiene una imagen más fresca que la del resto de dirigentes del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela)", dijo a BBC Mundo Nícmer Evans, politólogo durante años cercano al chavismo que impulsa una corriente crítica con el gobierno y la oposición y una tercera vía llamada Marea Socialista.

El nuevo vicepresidente es uno de los identificados como posible sucesor en el chavismo.

Según Evans, El Aissami ahora tiene una misión cuyo éxito lo puede colocar en primera línea para las elecciones presidenciales de 2018.

"Para poder ganar ese mérito debe demostrar ser la pared de contención que evite cualquier tipo de desestabilización y que Nicolás Maduro llegue hasta 2018. Para eso tendrá que hacer cualquier cosa", analizó Evans.

"Deberá frenar cualquier desestabilización o terrorismo. Lo interesante es saber qué es terrorismo para el gobierno", agregó.

El exministro Cabezas destaca la inteligencia de El Aissami y rechaza hablar de relevos.

"Más que individualidades somos un equipo monolítico, el equipo de Chávez. Somos los hijos de Chávez".

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