Polémica ha generado la decisión de matar a tiros a un perro detector de explosivos que se puso a correr en la pista del aeropuerto de Auckland, luego de que causara el retraso de varios vuelos que debían llegar y salir de la terminal.
Grizz, de 10 meses, era un cruce entre las razas border collie y braco alemán. Según el canal local TV3, la empresa de seguridad encargada del aeropuerto relató que Grizz huyó cuando lo intentaban subir a un vehículo de madrugada y que logró llegar hasta la pista de aterrizaje donde se puso a correr sin hacer caso alguno a sus cuidadores y personal de seguridad que trataba de atraparlo.
"Por desgracia un perro de seguridad de la aviación fue baleado esta mañana. Personal del aeropuerto había intentado durante tres horas capturarlo. Nuestros pensamientos están con el entrenador"
El perro recibía entrenamiento para trabajar detectando explosivos en el aeropuerto de Auckland y estaba bajo el cuidado del Servicio de Seguridad de la Aviación (Avsec).
Un portavoz de la entidad relató que que alrededor de las 04:30 horas locales Grizz estaba siendo subido a un auto de la unidad de perros estacionado en la zona pública del aeropuerto, cuando "algo" lo hizo escapar. Luego aprovechó un portón que se abría para la entrada de un camión y llegó a la zona de las pistas de aviones.
Avsec dijo que se hizo un "esfuerzo masivo" para tratar de encontrar al perro en la oscuridad, pero no hubo resultados en las dos primeras horas. Luego, cuando fue ubicado, el perro estaba muy inquieto y "no dejó que nadie se le acercara y seguía corriendo por las pistas".
"Intentamos de todo... Comida, juguetes, otros perros, pero nada funcionó (...) La zona era demasiado amplia y abierta" como para lograr atraparlo con rapidez, dijo el portavoz.
Finalmente, funcionarios del aeropuerto pidieron a la policía que dispararan a Grizz. A esa altura ya habían 16 vuelos retrasados por la presencia del perro en la zona de pistas y el operativo para sacarlo de allí.
Indignación total
La muerte de Grizz causó indignación y una lluvia de críticas en la página de Facebook del aeropuerto. La mayoría de los comentarios reprocharon que no se utilizaran un dardo tranquilizante para atrapar al animal.
La misma pregunta hizo la organización animalista neocelandesa "Safe", que dijo sentir "horror por el asesinato innecesario de este perro".
Un funcionario del aeropuerto respondió que "no había pistolas tranquilizadoras en el aeropuerto y la policía tampoco las tenía".
La Asociación Neozelandesa de Veterinarios, dijo a la prensa local que tranquilizar a un animal no es una cuestión sencilla y que hay muchos factores -como la distancia, peso, edad y el estrés del animal- que deben ser considerados a la hora de pensar una alternativa como esa.
Además, un animal parcialmente sedado puede convertirse en un peligro aún mayor para las personas que quieren acercarse, dijeron.
Criar a un perro especializado en la detección de explosivos puede llegar a costar US$70 mil.