Las autoridades chinas informaron el jueves de 21 nuevas infecciones por coronavirus en las últimas 24 horas, con lo que el número total de contagios sube a 158 en una semana, mientras en diversas zonas de Pekín sigue aplicándose un confinamiento, se practican pruebas de diagnóstico masivas y se desinfectan muchos lugares públicos.

Este jueves, miles de habitantes aguardaban en fila en diferentes partes de Pekín, donde viven 21 millones de personas, para someterse a una prueba de diagnóstico.

"Quería de todas maneras hacerme la prueba y mi jefe me dijo que todo el personal del centro comercial donde trabajo debía someterse a ella", explica una vendedora de 25 años, mientras espera su turno ante un estadio de fútbol del este de la capital.

"No tenemos muchos clientes estos días, la gente tiene miedo a salir", agrega Wang, cocinero en un restaurante, que también aguarda en la fila.

Se sospecha que el mercado mayorista de Xinfadi, uno de los principales lugares donde los comercios de Pekín compran frutas y verduras, es el origen de este foco de casos.

Unas 30 zonas residenciales, de las miles que tiene Pekín, están en cuarentena y todos los centros escolares están cerrados hasta nueva orden.

Las autoridades municipales instaron a los habitantes a evitar los viajes que no sean necesarios fuera de Pekín y redujeron enormemente los vuelos previstos. Las personas que viven en las zonas que se considera que tienen un riesgo medio o elevado tienen prohibido salir de la ciudad.

"Se trata de bloquear con firmeza los canales de transmisión de la epidemia", dijo el jueves el responsable municipal Pan Xuhong.

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