AFP
Francia rendirá este domingo un último homenaje a las cerca de 150 personas fallecidas en los ataques yihadistas de enero y noviembre de 2015 en París.
Tras los actos de esta semana en memoria de las 17 víctimas de los ataques de enero -12 en la sede del semanario satírico Charlie Hebdo, una policía abatida y cuatro judíos asesinados en un supermercado kósher-, las conmemoraciones se extenderán este domingo a todos los que fallecieron en atentados el año pasado.
El presidente François Hollande y la alcaldesa de París Anne Hidalgo inaugurarán por la mañana una placa conmemorativa, al pie de un roble plantado con esta ocasión en la céntrica plaza de la República, donde los parisinos se congregaron de forma espontánea, en enero de 2015, para recordar a las víctimas.
Tras la ceremonia oficial, el cantante Johnny Hallyday y el Coro del Ejército darán un breve concierto.
El acto cerrará un año negro para Francia, que volvió a ser golpeada el 13 de noviembre en París, cuando una serie de atentados reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) dejó 130 muertos y cientos de heridos.
Los ataques han dejado huella en el país. Desde enero, los militares patrullan las calles de París, vigilan las sinagogas, las escuelas y las mezquitas en toda Francia. El gobierno decretó en noviembre el estado de emergencia y los registros y arrestos se han multiplicado.
Importantes consecuencias
"Francia ha cambiado de alma. Con la adversidad se ha descubierto a sí misma, a veces para bien y otras para mal", escribía este sábado el diario de izquierdas Libération.
El miedo suscitado por los atentados ha tenido consecuencias políticas como el ascenso de la extrema derecha en los recientes comicios regionales.
La comunidad judía se muestra cada vez más preocupada: la emigración hacia Israel (la 'aliyah' en hebreo) superó un récord en 2015, con cerca de 7.900 salidas.
"Ya no me siento segura aquí. Como judíos somos un objetivo prioritario en un país que es un objetivo", afirma Noémie, una superviviente del supermercado kósher.
El malestar también es profundo entre los musulmanes franceses, que han sido víctimas de un aumento de los actos islamófobos y se sienten señalados.
"La república necesita, hoy más que nunca, el compromiso de todos los musulmanes de Francia", declaró el sábado el ministro del Interior Bernard Cazeneuve.
Los atentados llevaron a Hollande a endurecer su política de seguridad, con el apoyo de la opinión pública, pero en contra de varios miembros de su mayoría parlamentaria, que se oponen a la privación de la nacionalidad para los binacionales nacidos en Francia y condenados por terrorismo.
El jueves, un año justo después de la matanza de Charlie Hebdo, un hombre armado con un cuchillo de carnicero intentó atacar una comisaría de París al grito de "Alá Akbar" (Dios es grande en árabe) antes de ser abatido por policías. La policía alemana anunció el sábado que el agresor vivía en un refugio para demandantes de asilo en el oeste de Alemania.