AFP

El papa Francisco llegó este lunes a Birmania para una visita particularmente delicada a este país de mayoría budista que recientemente fue acusado de "limpieza étnica" contra la minoría musulmana de los rohinyás.

"Mientras me preparo para visitar Myanmar y Bangladés, deseo enviar unas palabras de saludo y amistad a todos sus pueblos. ¡Tengo muchas ganas de encontrarles!", escribió en Twitter, empleando el nombre oficial de Birmania. 

En su 21º viaje, el pontífice argentino también visitará Bangladés, otro país con fuertes tensiones religiosas al que numerosos rohinyás han emigrado, huyendo de la violencia. 

En torno a 620.000 de ellos escaparon desde finales de agosto de sus aldeas en el estado de Rakáin (oeste de Birmania), donde el ejército llevó a cabo una dura campaña de represión que Naciones Unidas no dudó en calificar de "limpieza étnica". 

El avión del papa Francisco, de 80 años, aterrizó a primera hora del lunes en Rangún, capital económica de Birmania. 

Las palabras del sumo pontífice sobre los rohinyás serán cuidadosamente analizadas en un país bajo una fuerte tensión interreligiosa.

Francisco no ha dudado en denunciar en los últimos meses el trato que reciben quienes califica de sus "hermanos rohinyás", a riesgo de molestar a la mayoría budista del país.

Durante su estancia, Francisco se reunirá con el jefe del ejército, Min Aung Hlaing, al que las organizaciones de defensa de los derechos humanos acusan de ser el principal responsable de la campaña de represión. 

La semana pasada, Birmania y Bangladés anunciaron un acuerdo para el retorno de refugiados rohinyás, pero el jefe del ejército se declaró opuesto a que regresen en masa. 

El papa también se reunirá con la dirigente birmana y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, cuya reputación a nivel internacional quedó empañada por la falta de empatía mostrada hacia los rohinyás. 

La opinión pública birmana, entre la que reina un fuerte sentimiento nacionalista budista y ampliamente antimusulmán, está indignada con los cuestionamientos de la comunidad internacional sobre la manera como el gobierno gestiona el conflicto.

No atizar tensiones 

"Les pido que me acompañen con la oración, para que mi presencia sea para esas poblaciones un signo de proximidad y de esperanza", declaró el papa el domingo a mediodía frente a 30.000 fieles reunidos en la plaza de San Pedro para la oración del ángelus. 

"La gran mayoría de la gente de Birmania no se cree el discurso internacional de los abusos contra los rohinyás ni el éxodo de un gran número de refugiados a Bangladés", explicó Richard Horsey, analista independiente establecido en Birmania. 

"Si el papa viene y trata de forma insistente ese asunto, se atizarán las tensiones", añadió.

¿Evitará, en este contexto, pronunciar el término "rohinyá", tabú en Birmania, como le recomienda la Iglesia local, temerosa de que pueda despertar la ira de los extremistas budistas?

Antes del brote de violencia de agosto, alrededor de un millón de musulmanes rohinyás vivían en Birmania, muchos de ellos desde hacía varias generaciones. Pero desde la ley de 1982, no gozan de la nacionalidad birmana y constituyen la mayor población apátrida del mundo.

Los aproximadamente 700.000 católicos de Birmania -algo más del 1% de los 51 millones de habitantes del país- tienen muchas expectativas puestas en la visita papal. 

Hla Rein, que llegó a Rangún en tren desde el estado Kachin tras un largo viaje, asistirá a la gran misa del miércoles y espera mucho de esta visita. 

"Hay una guerra civil en nuestro estado", explica a la AFP, en alusión al conflicto étnico entre los rebeldes Kachin y las fuerzas gubernamentales. "Creemos que el papa traerá paz con él a nuestro país", agrega. 

Francisco es el primer papa que visita Birmania, donde se espera que unas 200.000 personas acudan a la misa al aire libre que celebrará el miércoles en Rangún. 

El pontífice otorga una gran importancia al desarrollo del catolicismo en Asia, donde solo un 3% de la población pertenece a esta confesión, en pleno crecimiento en la región (+9% entre 2010 y 2015). Ya ha viajado a Corea del Sur, Sri Lanka y Filipinas. 

Y el Vaticano, que reforzó lazos diplomáticos con Birmania, está negociando ya poco a poco un acercamiento con Vietnam y China, dos Estados comunistas. 

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