Columnas imponentes, ruinas y tesoros que forman parte del patrimonio histórico de la Humanidad: la antiquísima ciudad siria de Palmira es uno de los exponentes del arte romano de la construcción. Durante décadas fue un importante sitio turístico y de investigación arqueológica. Pero hoy apenas se sabe qué es lo que queda de esta antigua metrópoli. Desde mayo de 2015, la organización terrorista Estado Islámico (EI) controla la ciudad. Los extremistas destruyen poco a poco los templos, tumbas y otras ruinas y monumentos de un inmenso significado histórico.

Esta pérdida hace que investigadores de todo el mundo intenten rescatar lo que se pueda. “Palmira es un lugar único porque es un símbolo de la diversidad cultural. Además, era una ruta comercial que unía a China con la región al este del Mediterráneo, pasando por Persia”, explica el director del Museo Asiático de Arqueología de Berlín, Markus Hilgert. Por eso es tan importante para los investigadores, añade, “ya que está admirablemente bien conservada. La pérdida de esta bella ciudad y de las ruinas que conserva sería muy dolorosa”.

Documentar las ruinas

A comienzos de semana, los extremistas volaron el Arco de Triunfo, de casi 2.000 años de antigüedad. Estaba situado en la entrada de las columnatas, la fastuosa avenida principal de Palmira, y fue construido en el año 200 D.C., bajo el dominio del Imperio Romano. En los últimos meses, Estado Islámico ya había destruido templos tan importantes como el de la diosa Bel y varias torres funerarias hasta dejarlos hechos escombros. La magnitud de la destrucción en Palmira se puede constatar a través de imágenes satelitales que fueron publicadas por la organización ASOR (American School of Oriental Research). “Soy muy pesimista respecto del futuro de Palmira”, dijo el principal arqueólogo de Siria, Mamun Abdulkarim en entrevista con medios sirios.

También Markus Hilgert teme que Estado Islámico destruya por completo los sitios arqueológicos más relevantes, pero no da a Palmira por perdida aún, ya que sus ruinas han podido ser exploradas a fondo. Al haber numerosas fotos y detalles, Hilgert cree que se la podría reconstruir, o, al menos, reconstruir una parte de los monumentos históricos. “Algún día se podrá ver con claridad la verdadera dimensión de la destrucción y lo que se puede hacer con los fragmentos recuperados”, subraya.

Eso, si la situación política en Siria se vuelve un poco más estable. Los científicos debaten en este momento si, partiendo de tomas en 2D se podría, a través de un proceso de fotogrametría, producir modelos en 3D. También se piensa en la utilización de impresoras 3D. “Estamos en una fase en la que, en principio, ya contamos con la tecnología”, señala el experto. “Pero esta todavía se debe adecuar a las necesidades de la Ciencia y de la Arqueología Reconstructiva”, añade. La magnitud de la catástrofe aún no puede preverse en Palmira, pero Hilgert aboga por planificar ya mismo qué medidas preventivas y reconstructivas podrían tomarse. El experto está seguro de que no todo está perdido: “No nos gana la impotencia; tenemos los medios y el deber moral de hacerlo, ya que nuestros conocimientos los obtuvimos también en un intercambio con nuestros colegas sirios. Por eso es tan importante devolverles de algún modo esos conocimientos trabajando para que esos tesoros no se pierdan para siempre”.

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