Daniel Lewis Lee se convirtió este martes en el primer convicto ejecutado en una cárcel federal de Estados Unidos en 17 años.
El supremacista blanco fue condenado a la pena capital por el asesinato en 1999 de William Mueller, un traficante de armas, su esposa, Nancy, y su hija de ocho años, Sarah Powell.
El dictamen de la pena de muerte data del 4 de mayo de 1999 por un jurado en el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos en el distrito de Arkansas, pero por años se dilató la medida hasta este martes.
Antes de recibir la inyección letal, Lee exclamó sus últimas palabras para evitar ser asesinado. “No lo hice”, expresó justo antes de ser ejecutado, de acuerdo al diario The Indianapolis Star.
“He cometido muchos errores en mi vida, pero no soy un asesino... Están matando a un hombre inocente”, replicó el imputado.
La ejecución que estaba prevista para el lunes, se vio suspendida por orden de la jueza de distrito Tanya Chutkan permitiendo impugnaciones a los protocolos de la inyección letal. Sin embargo, el Departamento de Justicia apeló a la sentencia de la jueza y la Corte Suprema le dio la razón la madrugada de este martes por cinco votos a cuatro.
La abogada del condenado, denunció en un comunicado el "vergonzoso" proceso que llevó a la muerte de Daniel Lewis Lee y aseguró que su cliente estuvo esperando cuatro horas en la camilla antes de ser ejecutado.