Australia reportó este jueves más de 1.000 nuevos casos de COVID-19 por primera vez desde el inicio de la pandemia, ante un fuerte brote de la variante delta en Sídney, la ciudad más grande del país.
El estado de Nueva Gales del Sur, que incluye a Sídney, anunció este jueves 1.029 contagios del virus en las 24 horas previas.
El brote que comenzó en la ciudad a mediados de junio ha alcanzado más de 15.000 contagios y se propagó a localidades pequeñas, provocando el retorno de los cierres y restricciones de viaje en el populoso sureste australiano.
Pese a los contagios crecientes, la jefa del gobierno de Nueva Gales del Sur, Gladys Berejiklian, anunció un pequeño alivio de las restricciones para personas vacunadas a partir de mediados de setiembre.
Hasta cinco personas con la vacunación completa podrán congregarse en exteriores luego de que el estado alcance la meta de seis millones de vacunas, entre una población de ocho millones.
"Esa es la opción que atiende la salud mental y el bienestar de nuestra comunidad pero también ofrece menos riesgo", indicó Berejiklian.
La medida se adoptó luego de que las autoridades extendieron órdenes de permanecer en casa al resto de Nueva Gales del Sur hasta el 10 de septiembre, ante el aumento de casos en otras regiones del estado.
En tanto, el estado de Victoria, que enfrenta un brote menor iniciado en Melbourne, anunció 80 nuevos casos este jueves.
Más de las mitad de los 25 millones de habitantes de Australia están bajo medidas de cierre, que en el caso de Sídney están vigentes desde hace más de dos meses.
La campaña australiana de vacunación, que comenzó lenta, se aceleró en las últimas semanas con la llegada de más medicamentos. Actualmente más de un tercio de los adultos del país están plenamente vacunados.
Australia registra casi 48.000 contagios y cerca de 1.000 muertes desde el inicio de la pandemia.