Las tensiones entre Estados Unidos y Corea del Norte volvieron a crecer este lunes, un día después de que el régimen norcoreano anunciara una prueba militar desde una de sus bases.
Tras haber ignorado la multiplicación de lanzamientos de misiles norcoreanos de corto y medio alcance en los últimos meses, la administración de Donald Trump cambió de actitud después del anuncio del domingo.
Estados Unidos pidió este lunes una reunión pública del Consejo de Seguridad de la ONU sobre los "recientes lanzamientos de misiles y la posibilidad de una escalada en las provocaciones" de Pyongyang, que se celebrará el miércoles.
El régimen de Kim Jong Un mencionó, sin dar más detalles, una "prueba muy importante" capaz de cambiar el "estatuto estratégico" del país asiático. Un detalle importante es que ese test se llevó a cabo desde su base de lanzamiento de satélites de Sohae, que el líder norcoreano había prometido cerrar en 2018.
Las declaraciones de unos y otros recuerdan cada vez más las amenazas y los insultos que se dedicaban Washington y Pyongyang antes de 2018, cuando Estados Unidos y Corea del Norte experimentaron un acercamiento sin precedentes que llevó a tres encuentros históricos entre Kim y Trump.
"Kim Jong Un es demasiado inteligente y tiene demasiado que perder, todo, de hecho, si actúa de manera hostil", avisó el presidente estadounidense el domingo.
"Anciano impaciente"
El régimen norcoreano, por su parte, atacó directamente a Trump por primera vez desde las tensiones de 2017. En los últimos tiempos había dirigido sus críticas al secretario de Estado, Mike Pompeo, y al exconsejero de Seguridad Nacional John Bolton.
Kim Yong Chol, que lideró las negociaciones para los norcoreanos hasta el fracaso de la cumbre de Hanói en febrero, se burló este lunes de las declaraciones de Trump, al que calificó de "anciano impaciente" y "errático".
El primer encuentro entre Kim y Trump, en junio de 2018, permitió lanzar negociaciones, cuyos avances se limitaron a una declaración de intenciones sobre "una desnuclearización completa de la península coreana".
Pero desde entonces y a pesar de otras dos reuniones entre líderes, las negociaciones no han avanzado. Trump exige que Kim renuncie a todo su arsenal nuclear, y este reclama un acuerdo que incluya un levantamiento rápido de al menos una parte de las sanciones internacional que asfixian su economía.
Pyongyang dio a Washington un plazo hasta Año Nuevo para cambiar de estrategia, prometiéndole un "regalo de Navidad" lleno de amenazas si se mantenía la situación actual.