El Gobierno de Nueva Zelanda anunció una reforma legislativa para despenalizar y legalizar la interrupción de la gestación hasta las 20 semanas de embarazo.

El proyecto de ley también incluye la implementación de "zonas seguras" cerca de las clínicas abortivas, para evitar episodios de acoso o ataques a las mujeres por parte de opositores a la legislación, apuntó el ministro de Justicia, Andrew Little, en un comunicado.

Los abortos "deben ser tratados y regulados como un problema de salud, dado que una mujer tiene el derecho de elegir lo que hace con su cuerpo", señaló Little, al recordar que "el aborto es el único procedimiento médico que aún se considera un crimen en Nueva Zelanda".

El proyecto de ley, que será sometido a su primera lectura el próximo jueves en el Parlamento neozelandés, también ofrece la posibilidad de que un médico autorice a mujeres que tengan más de 20 semanas de embarazo a terminarlos, si estos suponen un riesgo para su salud mental o física, así como para su bienestar. 

Los médicos que se opongan a practicar un aborto deberán informar a la mujer de su postura contraria, entre otras medidas.

Actualmente, el aborto es considerado un delito en Nueva Zelanda, aunque las mujeres pueden terminar sus embarazos si dos médicos lo consideran oportuno por razones de salud física y mental.

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