"La eliminación era importante porque no teníamos vacunas. Ahora las tenemos, así que podemos empezar a cambiar la manera de hacer las cosas. Tenemos más opciones y tenemos buenos motivos para sentirnos optimistas de cara al futuro, pero no podemos precipitarnos", declaró la primera ministra en rueda de prensa, este lunes (4.10.2021).
Ardern recalcó que, pese a este cambio, sigue siendo necesario "contener y controlar el virus todo lo posible" para esta transición en que las vacunas se suman a las restricciones para garantizar la salud pública.
"Las vacunas significan que en el futuro podremos hacer las cosas de manera diferente, pero incluso entonces, nuestra estrategia permanece: mientras los casos continúen, queremos controlar el virus, acabar con los casos y prevenir ingresos hospitalarios. Con las vacunas tenemos más opciones", indicó.
Es la primera vez que el Gobierno de Nueva Zelanda reconoce públicamente que abandona su estrategia de eliminación total del coronavirus, que le valió ser reconocido como el país más exitoso en la lucha contra la pandemia, con 4.352 contagios y 27 muertes hasta el momento.
Sin embargo, las autoridades no consiguen controlar el brote que afecta a la ciudad de Auckland desde agosto, el peor desde el inicio de la pandemia con 1.314 contagios, 29 de ellos este lunes, pese al estricto confinamiento en vigor desde hace siete semanas en la ciudad.
La mandataria anunció que las restricciones en la ciudad se irán relajando por etapas, con la autorización para que grupos de hasta 10 personas de un máximo de dos hogares distintos puedan reunirse en la calle a partir de la medianoche del martes y la reapertura de los centros de educación infantil.
Ardern declaró que los confinamientos estrictos podrán terminar cuando el 90 por ciento de la población vacunable tenga la pauta completa, una cifra todavía lejana en un país donde solo un 46 por ciento de los mayores de 12 años ha recibido las dos dosis y el 76 por ciento tiene al menos una.
rml (efe, dpa)