Miles de neoyorquinos cortaron el tráfico del puente de Brooklyn este martes durante una multitudinaria marcha, en otra jornada de protestas por la muerte del afroamericano George Floyd, que se repitieron pese a los cambios legislativos que ya se están llevando a cabo en el estado de Nueva York para lograr una mayor transparencia en el cuerpo policial. 

Sobre las 17:00 locales, unos 3.000 neoyorquinos que habían estado manifestándose en el distrito de Brooklyn atravesaron el puente que cruza a Manhattan liderados por el defensor del pueblo de Nueva York, Jumaane Williams, y portando carteles con los ya familiares mensajes de "Black Lives Matter" o "No Justice No Peace". 

Poco después, se congregaron frente al Ayuntamiento de Nueva York, en la zona sur de Manhattan, donde una veintena de familiares de víctimas de la policía de Nueva York entre 1973 y 2019 se reunieron para exigir la retirada de fondos inmediata del cuerpo policial de la ciudad, mayor transparencia y la suspensión de los agentes implicados en los fallecimientos de sus seres queridos. 

Las manifestaciones continúan pese a las medidas que están aprobando ya los legisladores de Nueva York en respuesta a las masivas protestas y disturbios. Además, el martes se derogó la sección 50-a de la Ley de Derechos Civiles, que desde 1976 ha evitado que se hagan públicos los registros de investigaciones y acciones tomadas sobre la conducta de los agentes del orden.

En ambas cámaras legislativas de Nueva York se presentaron proyectos de ley la pasada semana con miras a una mayor transparencia en la policía en medio de las agitadas protestas, que esta semana han comenzado a ser aprobadas, lo que se ha facilitado por el dominio demócrata en ambos cuerpos por primera vez en diez años.

Un adiós con música gospel

Mientras tanto, George Floyd fue despedido este martes en un funeral en Houston, marcado por encendidos discursos políticos y música gospel.

Políticos, activistas por los derechos civiles, deportistas y actores acudieron a la iglesia de Fountain Praise para la última ceremonia pública de despedida de Floyd, apodado cariñosamente como "el gigante bueno", cuya muerte a los 46 años desató las movilizaciones más importantes en Estados Unidos desde el asesinato de Martin Luther King Jr. en 1968.

El reverendo Al Sharpton, un activista por los derechos civiles, pronunció el discurso principal de la ceremonia, en el que acusó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de indiferencia frente a la muerte del afroestadounidense, que calificó como "la piedra angular de un movimiento que va a cambiar el mundo".

"Hasta que se sepa que el precio de la vida de un negro es el mismo que la de un blanco vamos a volver a vivir estas situaciones una y otra vez", afirmó el reverendo, que durante su discurso hizo alusión en varias ocasiones a la "maldad en altas esferas", en referencia a Trump.

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