Un rosario colgado sobre su hombro, una sonrisa visible debajo del respirador transparente atado a su cara, el sacerdote Cirillo Longo levantó ambos puños sobre su cabeza en un gesto de celebración como si acabara de marcar un gol.
"Nos vemos en el otro lado, en el paraíso", dijo el hombre de 95 años en su última llamada telefónica antes de fallecer en la ciudad de Bérgamo, en el norte de Italia, el mes pasado, poco después de que se tomó la foto, según detalló Aleteia.
Su deceso ocurrió en pleno día de san José, el 19 de marzo, un día después de cumplir 95 años de edad.
La fotografía simboliza el alto precio que está pagando el clero católico en Italia, donde 120.000 personas han sido infectadas y más de 14.000 han muerto como resultado de la pandemia de coronavirus.
Su historia ha trascendido como ejemplo de positividad frente a la muerte, por tratarse de un afectado por la pandemia en la zona de Italia más golpeada por el COVID-19.
"No tengan miedo, estamos todos en manos de Dios", dijo el padre Longo, orionista, en su lecho de muerte. Extrañado por cientos de personas que le han acompañado a lo largo de su misión por diferentes centros de Don Orione, incomunicado en su habitación, pero visiblemente feliz, como muestra la fotografía que se ha difundido.