Este martes, el gobierno de Estados Unidos advirtió a Venezuela con la imposición de "nuevas sanciones duras" si es que Nicolás Maduro no acepta a "sus ciudadanos repatriados", dejando claro que el asunto no es negociable.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, lo expresó de esa forma a través de la red social X, "a menos que el régimen de Maduro acepte un flujo constante de vuelos de deportación, sin más excusas ni demoras, Estados Unidos impondrá nuevas sanciones duras y crecientes".
Junto con eso, Rubio subrayó que "Venezuela está obligada a aceptar a sus ciudadanos repatriados desde Estados Unidos. Este no es un tema de debate ni negociación. Tampoco merece recompensa alguna".
El gobierno de Donald Trump ha ejecutado un programa que busca deportar a migrantes en situación irregular, acusándolos de ser delincuentes por haber ingresado al país sin visa. En ese sentido, el republicano exige la colaboración de los países involucrados.
Después de que Trump asumió su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, envió a encargados especiales y a Marco Rubio a Caracas a varios países latinoamericanos con el objetivo de convencerlos de aceptar la repatriación de sus nacionales.

Estados Unidos asegura que la prioridad en las deportaciones son los miembros de los cárteles de droga mexicanos, la banda venezolana Tren de Aragua y la pandilla MS-13, a quienes declaró organizaciones "terroristas" globales.
Algunos países, como El Salvador, que fue uno de los principales territorios donde la MS-13 echó raíces y donde actualmente el presidente Nayib Bukele libra una férrea batalla contra las pandillas, han mostrado disposición para colaborar.
Bukele incluso recibió a más de 238 deportados de Estados Unidos que hoy están en una megacárcel en su país. Por otro lado, Guatemala aceptó aumentar el número de vuelos de repatriación.
Cabe señalar que las relaciones entre Estados Unidos y el gobierno de Maduro siguen siendo tensas, ya que el país norteamericano no reconoce a Maduro como el presidente legítimo de Venezuela.
Estados Unidos acusa a Maduro de no cumplir con el ritmo de vuelos "acordado", por lo que, en represalia, revocó la licencia que permitía a la petrolera estadounidense Chevron operar en Venezuela.
Para contextualizar esto último, el 13 de marzo, anunciaban desde la Casa Blanca que Venezuela había aceptado reanudar los vuelos de repatriación. Sin embargo, al día siguiente el gobierno venezolano afirmó que la reactivación no se había materializado debido a problemas meteorológicos.
La tensión se incrementó aún más este fin de semana, cuando Trump recurrió a la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 contra el Tren de Aragua, y envió en aviones a 238 venezolanos a El Salvador para ser encarcelados en una megacárcel.
Ante esta situación, Maduro calificó la decisión como "anacrónica" y señaló "estos migrantes venezolanos, que fueron secuestrados, que no se les dio derecho a la defensa, que son catalogados como asesinos, terroristas (...), que fueron metidos en un campo de concentración en El Salvador, tienen derecho a la defensa y no descansaré hasta que logremos su rescate y su regreso sanos y salvos".
En esa ocasión, Maduro también expresó que los migrantes venezolanos, "no son terroristas, no son delincuentes, no son asesinos, nuestros migrantes son gente de bien".