A primera hora de este martes, el grupo se unió a los bonzos del templo Phra That Doi Wao, en la norteña provincia de Chiang Rai, en una serie de ritos y ofrendas espirituales, que continúa con los ritos de purificación, donde se afeita el pelo de los futuros monjes
Los actos terminarán este miércoles en otro recinto religioso de la región, donde permanecerán hasta el próximo 3 de agosto, informó en un comunicado el gobierno provincial.
Semejantes rituales son típicos antes de entrar al monasterio. Que adolescentes y adultos jóvenes vivan por un tiempo en un monasterio no es algo muy inusual en el país, donde la mayoría de los casi 70 millones de habitantes profesa la fe budista.
Agradecimiento por el rescate
Las familias de los rescatados prometieron que los niños entrarían en el monasterio una vez fueran rescatados para agradecer su regreso y en honor al buzo voluntario fallecido, Samar Kunan.
El otro niño rescatado, Adul Sam-on, pertenece a una minoría étnica cristiana procedente de la vecina Birmania, por lo que no participó en los ritos.
Las operaciones de salvamento para los chicos, de entre 11 y 16 años, y su entrenador, de 26, causaron una gran expectación en todo el mundo y son motivo de orgullo nacional en el país.