De acuerdo con un nuevo estudio científico, el agua de la Antártida está altamente contaminada por una serie de componentes. Entre ellos se encuentran varios productos farmacéuticos, nicotina, cafeína e incluso, antidepresivos.
Los especialistas, quienes publicaron los resultados de su investigación en la revista académica Journal of Hazardous Materials, informaron que la actividad humana está afectando la química del agua en dicho lugar.
El estudio fue realizado por expertos del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) y el Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC), en colaboración con la Universidad de Granada y la Universidad Autónoma de Madrid.
La investigación indica que algunas de las muestras tomadas en las aguas del continente blanco poseen una alta persistencia, toxicidad y capacidad de dispersión. Dichas muestras fueron rescatadas en diferentes lugares como bases y zonas relacionadas al turismo y en otras sin presencia humana.
En específico, los científicos detectaron: analgésicos acetaminofén, diclofenaco e ibuprofeno, regulador de colesterol y triglicéridos en sangre bezafibrato, el diurético hidroclorotiazida, el antibiótico claritromicina, y los antidepresivos citalopram y venlafaxina.
Además, a dicha lista se suma la cafeína, nicotina, anticorrosivo tolitriazol y el filtro de protector solar benzofenona-1.
Igualmente, dentro de las conclusiones de la investigación se detalló que “las actividades humanas en la Antártida son responsables de la dispersión de los CEC en este continente, dejando una huella química incluso en áreas donde no se concentran las actividades de investigación y turismo”.
Los científicos declararon que las medidas tomadas por los gobiernos para evitar la contaminación en la zona son ineficientes: “Las medidas actuales tomadas por las regulaciones existentes para proteger el ambiente prístino de la Antártida de las actividades humanas no son efectivas para evitar la propagación de la CEC en su ambiente acuático”.