AFP
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se reúne el lunes en Washington con el presidente estadounidense Barack Obama para pasar la página del acuerdo nuclear iraní y hablar de otros temas candentes, dejando de lado sus tensas relaciones personales.
Netanyahu está siendo muy presionado para reactivar el moribundo proceso de paz israelo-palestino, y poner fin a la ola de violencia que amenaza con una nueva intifada.
Según el diario Haaretz (oposición), el consejero de seguridad nacional Yossi Cohen dijo recientemente a embajadores europeos que Netanyahu anunciará a Obama "medidas para atenuar las tensiones", como el desmantelamiento de controles en Cisjordania, o decisiones para mejorar la situación económica de los palestinos.
Los dos dirigentes no se ven desde octubre de 2014, y sus divergencias han crecido tras el acuerdo nuclear de julio pasado entre las grandes potencias y Teherán, defendido por el presidente estadounidense y muy criticado por Netanyahu.
Sin embargo, según los analistas, los dos van a pasar esta página y reafirmar la solidez de los vínculos de los dos países, estrechos aliados.
"No van a enamorarse"
"No van a enamorarse", admite Zvi Rafiah, exconsejero de la embajada israelí en Washington, aunque Netanyahu "comprende el alcance de esta visita y el valor de Estados Unidos".
Estos últimos días, las duras declaraciones de un nuevo consejero de Netanyahu, que había acusado de antisemitismo a Obama, pudieron ahondar las tensiones, pero el propio primer ministro hebreo tomó sus distancias con estas "palabras inadecuadas" que según él no reflejan sus "posiciones ni las políticas del gobierno" israelí.
El principal punto de las conversaciones se centra en el nuevo acuerdo militar para los próximos 10 años. Israel podría reclamar una ampliación de los más de 3.000 millones de dólares de ayuda militar que recibe anualmente de Washington.
Estas nuevas necesidades financieras servirían para que Israel haga frente a los nuevos riesgos que derivan del acuerdo con Irán, que aceptó limitar su controvertido programa nuclear contra un levantamiento progresivo de las sanciones internacionales.
Netanyahu calificó este acuerdo de "error histórico" que no impedirá que Irán se dote del arma atómica, y afirmó que ello reforzará a los aliados de Teherán, como el Hezbolá libanés.
El nuevo acuerdo israelo-estadounidense solamente entrará en vigor en 2017 tras expirar el actual, pero los dos dirigentes hablarán de compromisos que podrían permitir a Israel obtener más que los 33 aviones de combate F-35 ya encargados y adquirir aviones-helicópteros V-22 Ospreys.
La administración Obama "está de hecho muy deseosa de mostrar que se compromete en favor de la seguridad de Israel", explica Jonathan Rynhold del Centro Beguin-Sadat de estudios estratégicos.
Entre otros temas que tratarán los dos dirigentes figura el conflicto sirio, además de la violencia entre israelíes y palestinos.
Sin embargo, según expertos estadounidenses, Obama ha perdido toda esperanza de ver nacer un acuerdo de paz israelo-palestino antes de que termine su mandato en enero de 2017.
En Washington, donde estará entre el domingo y el jueves, Netanyahu se entrevistará asimismo con congresistas estadounidenses y recibirá un premio del American Enterprise Institute, considerado conservador.
También acudirá al think tank Center for American Progress, cercano a la izquierda, un gesto considerado por los expertos como una tentativa de mejorar sus relaciones con los demócratas.
LEE TAMBIÉN:
Parlamento iraní aprueba acuerdo nuclear con las grandes potencias