El primer ministro nepalí, Khadga Prasad Oli, junto a otros políticos de su país depositaron una ofrenda floral en las ruinas de la torre Dharahara, derrumbada después del terremoto que sacudió a Nepal el 25 de abril de 2015. Este acto fue el símbolo de las conmemoraciones que se celebran en ese país para recordar a las nueve mil personas que murieron producto del mismo sismo. En las ruinas de la torre donde se encontraron 120 muertos después del terremoto, el primer ministro mantuvo un minuto de silencio por las víctimas y pronunció una oración.
Familiares de los muertos rezaron junto con monjes budistas en el lugar donde se encontraba el templo Kasthamanap, una de las pagodas más importantes de Nepal, que también quedó destruida. En ese lugar se estaba realizando donación de sangre cuando a las 11.45, hora local, la tierra tembló y la construcción de madera de nueve siglos de antigüedad, se desplomó.
El terremoto de 7,8 grados Richter afectó a todo Nepal y alcanzó a algunas regiones de China, India y Bangladesh. Hasta el día de hoy se viven las secuelas del devastador sismo que destruyó 600 mil casas dejando hasta el día de hoy a cuatro millones de nepalíes sin hogar. La reconstrucción de uno de los países más pobres del mundo avanza lentamente a causa de disputas políticas.
El Gobierno había prometido entregar a las familias afectadas por el desastre 1.700 euros a cada una para la construcción de viviendas. Sin embargo, sólo 700 familias han recibido esta cantidad. La comunidad internacional se comprometió a destinar varios miles de millones de euros a la reconstrucción, pero hasta el momento solo una ínfima parte de esta cantidad ha sido utilizada, por lo que muchos pueblos en las zonas afectadas siguen reducidos a escombros.