Convocados por las entidades soberanistas Òmnium y Asamblea Nacional Catalana (ANC), cuyo expresidente, Jordi Sánchez, es uno de los encarcelados, y con el lema "Fem la República catalana" (Hagamos la República catalana), los manifestantes llenaron la avenida Diagonal de Barcelona.
Portaban banderas secesionistas y lazos amarillos (símbolo con el que solicitan la libertad de los políticos presos), carteles y camisetas reivindicativas. Y exigían la liberación de los independentistas catalanes en prisión provisional por el proceso soberanista declarado inconstitucional en 2017 y el regreso de los que huyeron de la Justicia española al extranjero.
Los gritos de "independencia", "libertad presos políticos", "ni un paso atrás" o "aquí empieza nuestra independencia" han sido coreados por los asistentes a lo largo de todo el recorrido, en un ambiente familiar y festivo, que incluyó también música, columnas de tractores y "castells", las torres humanas típicas de la región, a lo largo de la avenida de seis kilómetros.
La jornada, conocida como Diada, viene siendo usada por el soberanismo para organizar marchas masivas cada 11 de septiembre. La de este año es la primera después de que el Parlamento regional aprobase sendas leyes para el referéndum de "autodeterminación" del 1 de octubre de 2017 y la fundación de la "república catalana".
Coreografía
Al igual que en las ediciones anteriores, el acto de hoy contó con una cuidada coreografía que culminó a las 17:14 horas, alusión al 11 de septiembre de 1714, cuando Barcelona cayó en manos de las tropas borbónicas durante la Guerra de Sucesión Española.
Tras unos minutos de silencio, a esa hora se lanzó en la cabecera de la marcha un cohete que desató una "ola de sonido" que fue recorriendo la columna de manifestantes hasta llegar a un muro de paneles alusivos a la situación en Cataluña y lo derribó.
"La gran ola que avanzará por los tramos pretende representar la fuerza de la gente, que puede superar todos los obstáculos que se encuentre delante de sí, y se irá haciendo cada vez mayor hasta convertir la Diagonal en un clamor ensordecedor", explicó la ANC.
Con la caída del muro, referencia "a los obstáculos superados y a superar, se introducirá el concepto de República catalana, la independencia, como objetivo final", añadió la entidad. El muro comenzó a "derribarse" por un panel que mostraba un rey cabeza abajo, alusión al rey de España, Felipe VI. Tras esa escenificación, diversas autoridades pronunciarán discursos.
La ANC aseguró que casi medio millón de personas se inscribieron para la marcha de hoy. Unos 1.500 autobuses completos trasladaron manifestantes hasta Barcelona y la entidad vendió 270.000 camisetas diseñadas para la jornada.
División catalana y española
Horas antes, en un acto institucional se evidenció la división entre fuerzas secesionistas y favorables a la unidad de España y las tensiones entre las autoridades catalanas y las españolas.
La oposición no independentista no participó en los actos y criticó que una fiesta que debería ser de todos los catalanes se usara como reivindicación de una ruptura con España que solo apoya la mitad de la sociedad en la región.
El vicepresidente del gobierno catalán, el independentista Pere Aragonès, por su parte, puso como condición la libertad de "todo los presos políticos" y el "libre retorno de los exiliados" con vistas a un diálogo "sincero y honesto" y una "negociación" con el Ejecutivo español, que preside el socialista Pedro Sánchez.
"Las dos partes deben estar en igualdad de condiciones en la mesa", argumentó tras participar en la tradicional ofrenda floral en Barcelona al líder catalán Rafael Casanova (1660-1743).
Sánchez, a su vez, reclamó en Twitter "convivencia, respeto, diálogo y entendimiento", en la confianza de que hoy sea un día de "celebración y orgullo por una cultura, una lengua y una historia que une a todos los catalanes y catalanas".
"Ley y diálogo. Esas son las dos palabras en las que se centrarán todos los esfuerzos del Gobierno. Uno de los principales problemas de Cataluña es la convivencia, no la independencia. Hay que instar a abrir dialogo entre catalanes. Y el Gobierno tiene que animar a ese diálogo", defendió más tarde Sánchez en una sesión de control al Gobierno en el Senado español.
Hace un año
Hace un año, cerca de un millón de personas participaron en la manifestación de la Diada. Tres semanas después, el Gobierno catalán celebró el 1 de octubre un referéndum de independencia ilegal y sin garantías ni reconocimiento internacional, que abrió una crisis institucional sin precedentes en España, que dura hasta hoy.
Debido a la organización de ese referéndum, la Justicia española procesó por rebelión, desobediencia y malversación a 25 políticos catalanes. Nueve de ellos se encuentran en prisión preventiva y otros siete huyeron de España, incluyendo al ex presidente catalán Carles Puigdemont.
El sucesor de Puigdemont y actual presidente, Quim Torra, y las fuerzas soberanistas convirtieron la Diada de este año en una jornada de reclamo de independencia y de libertad de los que consideran "presos políticos".